
Durante 16 años vivió una pesadilla a manos de quien supuestamente era la persona que debía protegerla de todo mal. Durante incontables noches fue abusada sexualmente por su propio padre biológico, desde que tenía 5 años y hasta los 21.
Al principio las violaciones se produjeron bajo el mismo techo donde la infortunada víctima residía junto a su madre. Con la mayoría de edad decidió ir a vivir a una humilde vivienda, ubicada frente al domicilio familiar. Sin embargo, la pesadilla estaba lejos de terminar. Cuando el acusado finalmente fue detenido la causa conmocionó a la localidad de El Soberbio. Finalmente se hizo Justicia.
Ayer recibió una condena a 18 años de cárcel. Lo resolvió el Tribunal Penal 1 de la ciudad de Oberá, integrado por Francisco Aguirre, Amalia Lilia Avendaño y José Pablo Rivero. El debate fue a puertas cerradas para la prensa, por tratarse de un delito contra la integridad sexual.
No obstante, PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso a gran parte del desarrollo del juicio, donde uno de los detalles más escalofriantes es que el imputado utilizaba como excusa, para no ser descubierto por su esposa: “Que tenía que ir en reiteradas ocasiones al baño”. En realidad, y esto salió a la luz durante la investigación, el individuo se dirigía hacia donde descansaba su hija y la violaba.
Esto sucedió en incontables ocasiones, hasta que una madrugada la madre de la víctima decidió averiguar si realmente el hombre necesitaba dirigirse al baño con tanta urgencia.
Esa noche, más precisamente el 9 de enero de 2016 el acusado, quien actualmente tiene 52 años, le dijo a su mujer que necesitaba ir a orinar.
De acuerdo a lo que habrían vertido en algunos testimonios y durante la etapa de instrucción de la causa, esa costumbre de ir al sanitario era frecuente en el individuo.
En ese entonces la víctima ya tenía 21 años y vivía sola en una precaria vivienda situada frente a la de sus padres, en el barrio Nuevo del municipio de El Soberbio.
Cuando el imputado esa noche fue supuestamente al baño, la esposa lo siguió. No lo encontró, pero sospechó que algo no andaba bien cuando observó que las luces de la casa de su hija estaban encendidas. Una vez en el exterior, también notó que la puerta de acceso al inmueble se hallaba entreabierta. Al ingresar a la casa se topó con un aberrante escena. Su marido estaba sentado y desnudo en la cama de su hija, quien se hallaba junto a su padre y también desprovista de ropa.
Fue allí que la joven rompió el silencio de casi dos décadas de vejámenes y le contó a su madre que era abusada desde los cinco años. Siempre bajo amenazas de muerte para no contar lo sucedido.
Vale agregar que durante el juicio de ayer, la pena estuvo en sintonía con el pedido que realizó la fiscal Estela Maryx Salguero de Alarcón por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo”.