Muchos padres pueden considerarlas una moda porque actualmente se conocen intervenciones y derivaciones recurrentemente entre hijos, compañeritos y conocidos.Hoy deseo brindar información concisa y precisa a los docentes y padres que consultan reiteradas veces sobre las señales de alerta o los síntomas que deben ser tramitados específicamente por un profesional.Muchas veces, los padres no saben si conviene conseguir turnos de consulta con un pediatra, con un psicólogo, con un profesor de educación común o especial, o con un psicopedagogo. En este artículo sostengo que los profesionales del Servicio de Psicopedagogía, en general, atienden dentro de un contexto interdisciplinario las demandas de diagnóstico, tratamiento y orientación socioeducativa de los niños con trastornos del neurodesarrollo que manifiestan dificultades en el ámbito escolar, con el fin de prevenir el fracaso escolar o intervenir en él. “Señores padres, consideramos necesario que se acerque al colegio para hablar sobre la trayectoria de su hijo. Posiblemente sea necesario buscar ayuda de un profesional psicopedagogo”. Esta frase, para muchos padres, aunque sea una recomendación, puede resultar impactante ya que lo primero que tienden a pensar es que su hijo quizás no es tan inteligente como creían, que tiene algún problema grave, que va a fracasar seguramente. Pero para otras parejas puede ser un verdadero alivio saber que por fin alguien los ayudará, que desde la escuela, alguien observó a su hijo, alguien realmente lo quiere sacar adelante. Sin embargo, en ambos casos la pregunta inevitable es: ¿por qué? “La derivación a la Psicopedagogía está indicada cuando en un niño se sospecha la presencia de algún problema de aprendizaje”, y esa suposición surge básicamente cuando no se logran los objetivos académicos esperables para su edad y agregaremos dos cuestiones más: a) cuando maestros y papás hacen todo lo que está en sus manos por ayudar al niño, pero pareciera que nada funciona; y b) cuando el niño comienza con clases particulares y sus resultados académicos no mejoran. No obstante, también existen otras conductas que pueden convertirse en un signo de alerta para los padres, como la desmotivación o el rechazo escolar. Además, puede haber antecedentes relativos al desarrollo, como que haya presentado problemas de lenguaje en su etapa preescolar. Otro aspecto importante es distinguir si lo que se enfrenta es un problema del aprendizaje o un trastorno. En el primer caso – generalmente hay factores externos que influyen en el comportamiento del niño, como problemas de metodología en la sala de clases, cambios constantes de profesor o maestros o conflictos emocionales en el hogar. Cuando ocurre eso, generalmente el problema se supera, porque basta con cambiar la metodología o ajustar algunas cosas para que mejore el rendimiento. El panorama cambia cuando lo que hay es un trastorno, ya que éste implica que detrás del problema hay una variable neurológica. “No hay un factor intelectual, son niños muy inteligentes, pero que tienen una inmadurez en el sistema nervioso central”. Por esa razón, esos casos son “altamente resistentes”, es decir, persisten incluso en etapas adultas, aunque las terapias sí ayudan a compensarlos. Por ejemplo “un disléxico no va a dejar de serlo nunca, pero el tratamiento le permite compensar y le va a ir muy bien en la vida. En el fondo, si confunde la ‘b’ o la ‘d’ va a dar lo mismo, porque va a leer y va a entender”. Pero necesitará andamiajes, ayudas para aprender y cursar sus años escolares, sin sentir que ir a clases es una tortura diaria.¿Cuándo comenzar terapia?Es fundamental que el trabajo empiece cuanto antes. Cuando se detectan los problemas y poder así realizar procesos diagnósticos y terapéuticos.“Entre antes mejor”, pues un factor importante a considerar, y siempre lo digo, es que los niños van quedando muy marcados y comienzan a tener una baja percepción de sí mismos. Entonces, muchas veces a los problemas de aprendizaje se les agrega un componente de autoestima, porque empiezan a pasarlo mal en sus escuelas. Y, tomando en cuenta eso, también es conveniente explicarle al niño cuál es su problema y por qué debe ser ayudado por un especialista. Sin embargo, tanto él como sus padres no son los únicos actores en todo esto, ya que otro papel fundamental lo tiene la escuela. En general, no se saca nada con que los papás gasten todas sus energías y dinero en los tratamientos, si el sistema escolar, si el colegio, tampoco flexibiliza y facilita. Tiene que haber una cooperación del colegio, es una responsabilidad compartida. Muchas veces el maestro no sabe qué hacer y envía al niño al psicopedagogo, sin considerar que quizás con clases particulares o buenas metodologías en la sala, podría funcionar . “No es algo al azar, debe haber una evaluación”.Colaboración: Myrian Mabel BáezLic. en Psicopedagogí[email protected]
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