Hemos asistido en los últimos años al debate en torno al uso medicinal del cannabis, que ha precedido a la aprobación de la Ley 27.350 de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados. Este debate ha desaparecido actualmente, en la urgencia de otros debates mediáticos. Pero de hecho, a la luz de este interés espasmódico sobre el tema: ¿qué sabemos sobre la importancia biológica y médica de estos principios químicos? La complejidad de la fisiología que se encuentra implicada en la regulación de funciones de células del sistema nervioso y los demás tejidos del cuerpo humano, presenta una gran cantidad de reguladores químicos entre los cuales se incluyen una serie de lípidos llamados endocannabinoles, como la anandamida y el ácido glicerolaraquidónico que se unen a los conocidos receptores CB1 y CB2 que median los efectos fisiológicos. Estos receptores en general alteran la fisiología celular modificando la permeabilidad al ion calcio y potasio, estando presentes en múltiples tejidos como el cerebro, pulmones, intestinos, bazo y tejido inmunitario. Los principios activos de diferentes variedades de la marihuana (cannabis sativa) contienen sustancias denominadas cannabinoides: el Tetrahidrocannabinol (THC), cannabinol (CBN) y el cannabidiol (CBD) y presentan efectos comunes y algunos diferentes entre sí. Esta complejidad se amplía al comprobarse que los efectos varían incluso de un individuo a otro. ¿Pero qué sabemos de su importancia médica? En general se conoce limitadamente: partiendo de su efecto psicoactivo negativo conocido en forma tradicional, existen derivados sintéticos como el dronabinol utilizado para el tratamiento de los síndromes de desgaste en fases avanzadas de sida y se está valorando un segundo derivado sintético que bloquea receptores cannabinoides denominado rimonabant para el tratamiento de la obesidad. Otras formas derivadas, como el nabiximol, está indicado como tratamiento complementario en los pacientes de esclerosis múltiple, para aliviar los espasmos musculares moderados o graves que no hayan respondido adecuadamente tras la utilización de otros fármacos; logrando mejoras en la espasticidad de manera significativa. No se trata por lo tanto de una sustancia curativa, pues su acción se limita al alivio de algunos síntomas e incluso su eficacia varia de un paciente a otro y es controvertida. Sin embargo existen certezas desde el medio científico respecto a los efectos negativos de los cannabinoides naturales y sobre todo uso de la marihuana: existe una cantidad considerable de evidencia científica basada en investigaciones en animales y estudios en personas que indican que estar expuesto a la marihuana durante el desarrollo puede causar cambios dañinos a largo plazo o posiblemente permanentes en el cerebro. Ratas que han sido expuestas a THC antes de nacer, justo después de nacer o durante la adolescencia, muestran problemas notorios más tarde en la vida al realizar ciertas tareas específicas de memoria y aprendizaje. Estudios de imágenes diagnósticas en personas adolescentes muestran que al compararlos con aquellos que no usan marihuana, los consumidores regulares de marihuana manifiestan una conectividad neural atrofiada en ciertas regiones específicas del cerebro involucradas en una amplia gama de funciones ejecutivas del cerebro como memorizar, aprender y el auto control. Esto también es consistente con experimentos en animales que han demostrado la habilidad que tiene la marihuana de “preparar” el cerebro a tener una respuesta exagerada a otras drogas. Por ejemplo, las ratas a las que se les ha administrado THC muestran una respuesta más exagerada en su comportamiento, no solo cuando vuelven a estar expuestas al THC sino también cuando son expuestas a otras drogas con potencial adictivo como la morfina- un fenómeno llamado sensibilización cruzada. Es por tanto prioritario descartar categóricamente el concepto de uso de marihuana como inocua y aún medicinal, que se propugna desde la denominada “comunidad cannábica” y su imagen de “avant -garde” terapéutica y aún comunicacional. En tanto en forma mucho más prudente la legislación aprobada en el mes de Marzo, otorga marco legal al uso limitado y la investigación, orientando la temática bajo la lógica incumbencia de disciplinas farmacéuticas, médicas y bioquímicas; y otorgará el acceso a costo razonable, los productos derivados a los pacientes con indicación médica probada. En posteriores notas se espera continuar con el abordaje de la información crítica hoy esencial, para comprender el debate creado y su extensión a problemáticas como la epilepsia, síndromes dolorosos, y también conductas adictivas y narcotráfico, al que asistimos como ciudadanos en forma cotidiana.Colaboración: Juan Carlos Luján Falkowski Docente de Farmacología de la Ucami. Médico y Farmacéutico. Magister en Gerencia y Administración en Servicios de Salud.
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