Sólido versus líquido. Una fotografía de la encrucijada actual en el mundo del trabajo diría que el modelo que cruje y está a punto de perecer tiene en el centro a un individuo que trabaja continuamente hasta jubilarse, empleado en una compañía a largo plazo, aplicando un conocimiento técnico más o menos estático. Es el modelo de la solidez.El futuro del trabajo tendrá en el centro a un individuo que entre y salga de los trabajos con frecuencia, siendo freelance o emprendedor, empleando los varios conocimientos que vaya adquiriendo en el camino, conviviendo con máquinas que sustituyan tareas antes realizadas por el hombre, cobrando exclusivamente por el valor agregado que le aporte a cierto proyecto y no por la cantidad de horas que ocupe la silla en una empresa. Es el modelo de la ubicuidad.En el pasado, uno iba al trabajo. Cada vez se hace más notorio que el trabajo se desplaza donde uno vaya. Si antes había un tiempo pautado, un horario con inicio a fin, hoy el trabajo puede ocupar las 24 horas con intervalos. A través de los dispositivos móviles, uno se puede ocupar de lo que sea, cuándo sea y dónde sea, lo que en inglés se denomina la era de la nueva WWW: whatever, whenever & wherever. En relación al uso de la tecnología en y para el trabajo, hasta ayer la máquina funcionaba con asistencia del hombre. El hombre la encendía, el hombre la apagaba. En el futuro, se reforzará la interacción entre máquina e individuo. Una relación de interdependencia e interactividad, donde los dispositivos también se dirigirán solos: lo que se conoce como internet de las cosas. Hasta ayer, pasaba mucho tiempo para que la ciencia provocara un cambio masivo en la tecnología. En el presente, la tecnología cambia permanentemente. Esto provocará un cambio social en las conductas de las organizaciones. Si antes se hablaba de normas de conducta, el futuro será el de las normas de convivencia. Por supuesto, esto no ocurre ni ocurrirá de un día para el otro. No habrá un modelo que desplace al otro de manera radical y acabadamente. Es un continuum con superposiciones, en que las nociones de la escala jerárquica tenderán a borronearse, privilegiando el conocimiento específico en cada materia para establecer líderes naturales según cada proyecto. No habrá más jefes en el sentido en que hemos calificado a los líderes formales hasta ahora. En sincronía, en un mundo Vica (Volatil, Incierto, Complejo y Ambiguo) las grandes corporaciones que constituyen hoy monopolios, duopolios y oligopolios cederán cada vez más poder a muchas y variadas pequeñas empresas. Si las empresas exitosas en el siglo XX podían durar décadas, incluso más de una centuria, en el siglo XXI serán mucho más fútiles. De las 500 empresas del ranking de Fortune de 1955, sólo el 12% seguía estando en 2015 . Pensemos cuántas empresas que son muy admiradas y rentables en un momento, a los cinco años no sólo que no lo son, sino que han desaparecido. Pensemos en Nokia, en la Encyclopedia Britannica.Pero el ejemplo por antonomasia de estos nuevos cataclismos tecnológicos que hacen que las empresas líderes de hoy puedan desaparecer mañana es Blackberry. La empresa dominaba el mundo de las comunicaciones; por un momento, hegemonizó el mercado global. Pero por no aggiornarse, por no entender que debía seguir aprendiendo y evolucionando, la empresa se apagó. Para decirlo en una jerga porteña: se quedó sin pilas. Así también pasó con la histórica Kodak -emblema de la fotografía del siglo XX-, y con el boom que supuso Blockbuster, una empresa de alquiler de DVDs que llegó a tener 9000 locales en todo el mundo, brilló a principios de este siglo y se terminó de rendir en 2013 ante las nuevas formas de consumir películas online. Las empresas nacen, pero en algunos casos si no se saben transformar y cambiar rápidamente, también mueren. Los trabajos surgen por proyectos. Los nuevos empleos son esporádicos. Hoy la empresa tiende a achicarse, generando valor por agregación, potenciándose con trabajadores que no corresponden a su planta permanente. Aún hoy se sigue luchando por mantener el empleo; en el trabajo del futuro, debemos luchar por la empleabilidad, que es muchísimo más importante! Empleabilidad es la habilidad de tener empleo, hoy, mañana, en 6 meses, es 3 años y mucho más allá.Pelear por un empleo estable correspondía a un mundo donde las personas se confiaban a una actividad laboral de por vida. Hay que ir hacia un sistema -fundamentalmente educativo- donde aprendamos a mejorar y nos formemos constantemente para ser los mejores que podamos ser en cada instancia. Es un mundo donde el desafío fundamental pasa por habilitar a los trabajadores a que sean capaces de agregar valor en vez de asegurarse un puesto en la fábrica.Simplemente porque esa será una desventaja a largo plazo para él, y porque el mundo está girando en otra dirección. Hay que pasar del modelo de "búsqueda de empleo" al de condición de empleabilidad. Pasar del siglo XX al siglo XXI. Y a alta velocidad.Con la uberización de la economía, deberá ser el Estado quien juegue un rol crítico, que el equilibre el resguardo de la economía de los trabajadores y las vicisitudes de las empresas. Uno de los modos posibles, desde nuestro punto de vista, podría ser el de impulsar un enfoque de responsabilidad social integral.Ese sería "el triángulo de oro" en funciones, potenciándose el Estado, las empresas y la sociedad civil. Todos con una visión de complementación, de hacer lo que más sabe, co-laborando, con un propósito compartido. No están uno "contra el otro", sino que confluyen "con el otro", complementándose. Lo cierto es que los cambios de la economía digitalizada, líquida y cambiante exigirán buscar una serie de soluciones intermedias progresivas, que sean inteligentes, transformacionales y superadoras de lo actual, que es lo viejo y se está resquebrajando.Así como el reemplazo de una tecnología por otra se sucede con prisa y sin pausa, así será también la velocidad con que cambien los paradigmas. Si en el pasado moderno -con el cual todavía convivimos- tener una formación escolar y universitaria formal garantizaba el trabajo, hoy ese derrotero educativo no asegura nada. Las capacidades de las personas para el trabajo serán otras. Los analfabetos no son ya quienes no saben leer o escribir, sino quienes carecen de una cultura digital. La educación digital brinda un acceso mucho más veloz al conocimiento porque se aleja de la lógica racionalista y se acerca a lo intuitivo. Una buena idea que pueda tener una persona casi analfabeta ¬en términos de lectoescritura, lo podrá convertir rápidamente en un multimillonario en la economía venidera.En el futuro del trabajo, cambiará hasta la misma concepción de lo que significa trabajar. Las escuelas y universidades tienen el desafío enorme de educar a los jóvenes en aquello que les resulte significativo para su futuro, empezando por las capacidades de aprender a aprender y
todas aquellas competencias emocionales y de creatividad e innovación.Tal vez la mayoría de los trabajos que tengamos que realizar dentro de algunos años, aún no han sido inventados aún (como muchos de los que se hacen hoy hace 3 o 5 años no existían!). La oportunidad de ser parte activa del juego está frente a cada uno de nosotros y todos podemos convertirnos en actores protagónicos de esta apasionante oportunidad que se nos presenta. Por suerte, depende en gran medida, de cada uno de nosotros. Bienvenidos al futuro del trabajo y al trabajo del futuro!Fuente: TélamPor Alejandro Melamed Contador público y doctor en Ciencias Económicas (UBA). Director general de la consultora Humanize Consulting y autor del libro “El futuro del trabajo y el trabajo del futuro”, de reciente publicación.
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