Dicen los estudiosos del tema que “los miedos a la hora de ir a dormir, como el miedo a la oscuridad, a los monstruos debajo de la cama y a estar solo, son comunes entre los 2 y los 4 años de edad”. Éstos son los años en que la capacidad imaginativa del niño se ha disparado, lo que significa que ahora puede imaginar cosas nuevas que lo pueden asustar. Pasa una buena parte de su tiempo sumergido en juegos de fantasía, en compañía de dragones, dinosaurios y personajes malos. A la hora de dormir puede ser difícil para él desconectar su imaginación. Incluso las cosas familiares que nunca le han dado miedo, como el cuarto a oscuras, lo alarman de repente. Y puesto que tu niño todavía está aprendiendo a distinguir la fantasía de la realidad, la posibilidad de una criatura invisible debajo de la cama parece muy real para él. Los miedos nocturnos a la oscuridad, la separación de los padres, los ruidos y la gente mala que hace daño, son una etapa normal del desarrollo que dura más tiempo del que los padres esperan; empieza alrededor de los 2 años y puede durar hasta los 8 ó 9. Además de tener una imaginación más vívida, los niños en edad preescolar también comienzan a comprender que hay cosas en el mundo que pueden hacerles daño.Su trabajo durante los próximos diez años o más será ayudarlo a entender la diferencia entre un peligro real (aceptar un paseo con un extraño) y algo que solo es imaginario (la “bruja” en el espacio entre la pared y su cama). ¿Cómo ayudar al niño a superar sus temores?Tal vez en este momento no sea capaz de ayudarlo a eliminar sus temores por completo (ya que es una etapa que tendrá que superar), pero puede ayudarlo a manejarlos mucho mejor para que pueda dormir más tranquilo. Unas horas antes de acostarse, prepare a su hijo con historias o videos entretenidos y no violentos (habrá notado ya lo siniestros que pueden ser algunos cuentos de hadas y películas animadas). A la hora de dormir, establezca una rutina tranquila que pueda practicar todas las noches, por ejemplo, un baño caliente, una historia tierna, una canción tranquila, unos minutos de compañía silenciosa sentada junto a él en su cama. Incluso hay libros que pueden ayudar a curarlo de sus miedos. Un velador de noche , o un foco encendido cerca de la habitación, pueden hacer que el niño se sienta más seguro. Dejar entreabierta la puerta de la habitación, escuchar cintas de cuentos o canciones de cuna y animarlo a dormir con su juguete o manta favoritos también puede ayudarlo mucho. Si su niño tiene un hermano, permitirles acostarse juntos puede lograr que los temores nocturnos desaparezcan tan repentinamente como aparecieron. ¿Cómo saber si los temores nocturnos son anormales?Si ha hecho todo lo posible por tranquilizar a su hijo y todavía sigue intensamente temeroso, sus miedos pueden haber cruzado la línea de un problema de desarrollo normal a una fobia o a un problema de ansiedad, y tendrá que buscar ayuda profesional para él. Los signos reveladores de una fobia incluyen el llanto y conmoción que dura más de unos minutos y se repite, convirtiendo un miedo normal en algo desproporcionado (como pasar de “tengo miedo a la oscuridad” a “prendan todas las luces de la casa para que los ladrones no nos puedan matar”).Los temores extremos o persistentes durante la noche pueden ser el resultado de un suceso perturbador o traumático que sucedió en el hogar, en el preescolar o la guardería, o en el mundo exterior. Incluso los niños más pequeños son conscientes y vulnerables al estrés de un divorcio o una muerte en la familia, la pérdida de empleo de un padre, mudarse a una casa nueva, un cambio de médico o maestro, un acto de violencia o un desastre natural. No está de más decir que los temores nocturnos también pueden ser causados por el maltrato físico o emocional (en cuyo caso, en realidad puede decirse que de veras hubo un monstruo en su habitación). Si su hijo hace cualquier cosa para evitar enfrentar un miedo, si no quiere quedarse en su cama y no puede conciliar el sueño porque está realmente asustado (y no porque simplemente quiere quedarse despierto hasta tarde), puede tener un problema emocional que requiere atención. El médico puede recomendarle un terapeuta en su zona.Colaboración: Myrian Mabel BáezLic. en Psicopedagogí[email protected]
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