Cuantificar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) –principal elemento de los llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI)– se ha convertido en uno de los mayores desafíos para las próximas décadas. Es que la certificación de sustentabilidad ambiental es una de las principales exigencias impuestas para el comercio de los diferentes biocombustibles.En esta línea, especialistas del INTA analizaron la huella de carbono de la producción nacional de naftas, que actualmente tiene un corte de hasta el 12 % con bioetanol de maíz. Se calculó que la Argentina emite 29 gramos de dióxido de carbono por megajoule de energía generada, mientras que para la Unión Europea el valor de referencia límite asciende a 84 gramos. Este trabajo se expuso en el VI Encuentro Argentino de Ciclo de Vida (ENARCIV) en Buenos Aires, del 13 al 15 de septiembre.Según la investigación, incorporando los paquetes tecnológicos empleados a campo y las variaciones de rendimientos, la huella de carbono del bioetanol argentino registra valores inferiores a 29 gramos de dióxido de carbono por megajoule de energía producida.Para explicar las diferencias en el volumen de emisiones del bioetanol argentino con el producido en otros países, señalaron a la siembra directa y el reducido secado como los grandes responsables, así como las características relevantes de la etapa agroindustrial de transformación.Es que –de acuerdo con el estudio– para el país norteamericano resulta indispensable aplicar el proceso de secado dada la alta humedad del maíz al momento de la cosecha (28 %), lo que aporta 170 gramos a la huella total de 547 gramos de CO2 por cada kilo de maíz producido. Para bajar sólo cuatro puntos la humedad de un cultivo se evaporan 0,05 kilos de agua por kilo de producto, indicaron.En referencia a la solidez de las reducciones de emisiones logradas, se indicó: “En la Argentina, el maíz se cosecha con 15 % de humedad, por lo que no es sometido a procesos de secado. Además, se cultiva mayoritariamente a secano y trae aparejado altos costos de la práctica de riego”.“Hay una tendencia creciente a la aplicación de fertilizantes para acompañar el desarrollo fisiológico de la planta en virtud de optimizar su aprovechamiento, lo que reduce dosis y evita el lavado por escorrentía o infiltración”.
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