El Cantábrico fue bautizado por los romanos en el siglo I a. C. como Cantabricus por uno de los pueblos que poblaban sus costas, los cántabros y Santander tiene sus playas bañadas por ese gran mar tan bello como bravo en sus épocas invernales y tan placentero en verano. Allí estuvimos, disfrutando de la playa y conociendo lugares emblemáticos como la sede del banco Santander, ubicado en el Paseo Pereda, frente a los jardines del mismo nombre que la separan del mar. Hoy el edificio es la sede social de la entidad crediticia donde se llevan a cabo exposiciones, conferencias y reuniones empresariales. Algo que todo turista tiene que hacer es caminar por la costa, pues el paseo es tan energético como desestresante, al ver al Cantábrico en tres y hasta cuatro colores, el amarillo cuando se funde con la arena, luego se torna verdoso, y poco a poco van cambiando los azules del turquesa al azul oscuro que marca la profundidad de este gigante. Al iniciar la costa con el primer Sardinero están los restaurantes y bares para comer mientras disfrutás del paisaje interminable del agua, con olas bravas y muchos bañistas. Claro que no resulta muy barato, pues podés comer bien cruzando la avenida de la Reina Victoria, en restaurantes también muy buenos y a menos de la mitad de precio. Por 12 euros un menú de tres platos abundantes, con entradas de paella y luego carnes y postre. El Palacio y másUna vez repuestos de energía ir al Palacio de la Magdalena es la visita obligada. En su parque de grandes dimensiones (24,5 hectáreas) la realeza se daba cita en los veranos. Cuenta la historia que durante el reinado de Alfonso XIII de España, Santander se convirtió en el lugar de veraneo favorito de la corte. En 1908 la ciudad construyó y regaló al rey el Palacio de la Magdalena. A partir de la II República, el Palacio tuvo varios usos: fue sede de la Universidad Internacional de Verano, hospital, residencia temporal para los damnificados por el incendio de 1941… En 1977 el Ayuntamiento compró la propiedad para que todos la disfruten. Con un museo al aire libre “El Hombre y la Mar” reconocen al marino santanderino Vital Alsar, y nos llamó la atención porque utilizó los tres galeones en su travesía del Océano Atlántico, La Pinta, La Niña y La Santa María. También La Magdalena tiene un Parque Marino de acceso gratuito, construido al aire libre que aprovecha las rocas del acantilado y la entrada del agua del mar como piscinas naturales habitadas por focas, leones marinos y pingüinos.El paseo por la costa, a pasos de allí la gran ciudad con monumentales construcciones como la sede social del Banco Santander, el Gran Casino, el Hotel Real, jardines con flores. Las playas una, dos y tres de El Sardinero, las rocas como El Camello con sus jorobas y así llaman a la playa de ese lugar, todo es bello. La Península de la Magdalena es un mirador fantástico donde el Cantábrico puede desplegar sus olas y pegar contra los grandes murallones de piedras. Para quienes no pueden o no tienen ganas de caminar está el trencito “El Magdaleno”, que los pasea por el gran parque. Y nada mejor que apoyarse contra las barandillas de hierro forjado para disfrutar del Cantábrico, luego ese mismo mar calmo se convierte en olas que alcanzan hasta doce metros de altura en épocas de tormenta. Dicen los pobladores que el mar busca “su lugar”, el que la ciudad le ganó avanzando con edificaciones que el bravío mar suele destruir. En el Palacio de la Magdalena se rodaron las escenas de la miniserie española Gran Hotel, donde despliegan todo el glamour de la época antigua. En el Palacio Museo también se llevan a cabo exposiciones y conferencias de renombrados escritores, filósofos y también de profesionales de la medicina. Cientos de turistas visitan el parque diariamente, tiene miradores para disfrutar de toda la bahía. En las playas hay un sector donde al caer la tarde los bañistas juegan a la paleta pero lo hacen entre todos, poniéndose en filas y pegando unos y otros, el golpeteo no te dejará descansar, si esa es la idea tendrán que irse a otro Sardinero, que es tan extenso que hay lugar para todo. En los jardines de La Magdalena están expuestas réplicas de los tres galeones La Pinta, La Niña y la Santa María, como emblemas de la conquista al mar, mencionando al reconocido Cristóbal Colón, aunque el marino santanderino es Vital Alsar. Por: Rosanna Toraglio
Discussion about this post