En el marco del CREAtech realizado en Córdoba, el holandés Mark Post, CSO y cofundador de dos compañías dedicadas a la comercialización de carne y cuero cultivados, disertó sobre esta nueva carne que se obtiene en laboratorios en base células madre de músculo esquelético bovino. “Actualmente hay cuatro compañías trabajando” describió y anticipó que en tres años está disponible en restaurantes especiales. ¨Creo que en 4 a 7 años estará en supermercados”. “Hablan de carne sintética, pero en realidad se trata de células musculares; se apropian del término carne porque se trata de un alimento que es bien visto por muchos consumidores”. Así lo indicó el investigador del INTA Balcarce, Enrique Pavan, en referencia a los alimentos elaborados con células de carne cultivadas.Pavan recordó que una hamburguesa, a diferencia de un bife, es un alimento procesado. Y que una hamburguesa elaborada en base a células musculares constituye un producto que, además de ser procesado, es artificial.“El precio de este alimento artificial, si bien viene bajando, es mucho más caro que el de carne bovina natural. Además, habrá que ver cuál es la percepción de los consumidores cuando se enteren de las hormonas artificiales y antibióticos que son necesarios para poder elaborar una hamburguesa artificial”, alertó. El investigador del INTA además dijo que la “carne cultivada” es tejido muscular al que le deben agregar grasa para darle sabor. “La carne natural tiene proporciones equilibradas de proteínas, grasa y minerales”. Hamburguesa sin carneCon un costo de desarrollo de USD 80 millones, la hamburguesa libre de carne creada por Impossible Foods Inc -una firma de California que ofrece alimentos hechos sin proteína animal, elaborados con plantas y libres de lácteos- promete “engañar” al paladar del carnívoro más reacio a consumir productos vegetarianos, en base a un producto sabroso con los beneficios nutricionales de la carne; pero sin sus efectos negativos para la salud y el alto impacto medioambiental que genera la cría de ganado.La compañía se destaca por investigar a los productos derivados de animales a un nivel molecular, para luego seleccionar las proteínas y nutrientes de las plantas para así recrear las experiencias gustativas de alimentos provenientes de animales o elaborados con lácteos.Su fundador, el profesor de bioquímica de la Universidad de Stanford Patrick O. Brown, decidió tomarse 18 meses sabáticos en 2009 para encontrar una solución a la problemática de la agricultura industrial animal, algo que catalogó como “el principal problema medioambiental del mundo”.Brown decidió que la mejor forma de reducir la agricultura animal sería ofrecer productos que pudiesen competir a nivel de sabor y experiencia en el mercado, por lo que decidió lanzar Impossible Foods en 2011.Para julio de 2016 llegaría la hoy cuestionada hamburguesa “imposible”, la cual -según la compañía- “se ve, cocina, huele, chisporrotea, y sabe como una hecha con carne, pero elaborada enteramente con plantas”.Gracias a no incluir productos derivados de animales, su creador asegura que la Impossible Burger demanda un 95 por ciento menos de tierra y 74 por ciento menos de agua que su equivalente animal, a la vez que emite alrededor de 87 por ciento menos gases de invernadero que el alimento elaborado con carne vacuna.A nivel nutricional, ofrece más proteína, menos grasas totales y menor contenido calórico que una hamburguesa hecha con carne de tamaño similar. Además no tiene colesterol, contaminantes provenientes de mataderos, antibióticos u hormonas sintéticas.La Administración de Medicamentos y Alimentos de los EEUU (FDA) ha hecho públicas sus reservas con respecto al revolucionario alimento libre de carne y hasta el momento no le ha dado el visto bueno oficial, al alegar inquietudes sobre la posibilidad de que algunos de sus ingredientes puedan provocar alergias.Es particularmente la leghemoglobina de soja -una sustancia que se encuentra naturalmente en las raíces de las plantas de soja- la que está en la mira de la FDA al no haber precedentes de su consumo en humanos. Expertos en tecnología de los alimentos esperan que más opciones nacidas en laboratorios lleguen a los platos de hogares y restaurantes alrededor del mundo, en medio de un replanteo de lo que se considera saludable.
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