Todo humano aprende que los sucesos de su vida serán más placenteros si se tiene cierto control sobre ellos, cuando controlamos verificamos que las cosas sucedan de acuerdo a nuestros deseos, evitando la aparición de sorpresas y errores, como por ejemplo al querer construir una casa.El control sobre algo da una sensación de seguridad, porque todo lo que ese algo puede hacer ya está previamente pensado y evaluado, ya lo tenemos armado en nuestra cabecita.Con el control me pongo como objetivo tener la seguridad de que los hechos sucedan de acuerdo a una idea preestablecida (plan), permitiéndonos que apenas aparezcan las posibles desviaciones podamos corregirlas, por ejemplo la marcha de una fábrica puede trabarse por la falta de provisión de electricidad a medida que avanza la producción.En general se controla una situación para obtener algo de mejor calidad, corregir sus fallas y errores, como al fabricar un auto.Pero el control no se realiza solo para los sucesos, objetos y seres que nos rodean, sino que debería hacerse para uno mismo, con la intención de dominar las propias emociones, los sentimientos, pensamientos, fuerzas, comportamientos y deseos, por ejemplo debemos dominar nuestro carácter explosivo y ser pacientes cuando consideramos que nuestros hijos rozan los límites de una conducta que consideramos inapropiada.Para ejercer un buen control sobre nosotros mismos debemos primero conocernos muy bien, saber cuáles son nuestros pensamientos, cuáles son nuestras emociones, cuáles son nuestras virtudes y fundamentalmente cuáles son nuestros defectos.Como para todas las cosas que emprendemos en nuestra vida, siempre hay una decisión inicial que tomar para hacer un “autocontrol”, sino dejaremos que los sucesos de nuestra vida en los cueles participamos, se sucedan y nosotros responderemos como mejor nos parezca, como cuando nos contestan mal nuestros hijos, si estamos nerviosos los retamos o golpeamos, y si estamos calmos se lo dejamos pasar como si nada, ¡PERO! ¿Existe otra opción?Además de decidir controlarnos, debemos tener una idea clara de para qué lo vamos a hacer, y qué me propongo lograr. Por ejemplo si soy violento en mis respuestas debo buscar ser más cerebral y manso, o al revés si soy demasiado blando y pasivo al responder debo tratar de ver si puedo poner énfasis y energía.Todo procedimiento de autocontrol, va a tener una intensidad y una respuesta por parte nuestra, por lo que “no nos debemos pasar de la raya”, es decir que podemos controlarnos de tal manera que logremos el efecto inverso, nos anulamos y bloqueamos tan intensamente para no ser violentos que nos convertimos en “estatuas” sin respuestas, objeto de burlas y agresiones.El autocontrol debe tener un reajuste permanente, según obtenemos o no el resultado esperado. Si calmamos nuestra respuesta violenta para con un familiar hasta el punto de que se nos burlen, debemos replantear el logro obtenido, para lograr una respuesta más enérgica en una próxima ocasión.Este procedimiento de autocontrol es un proceso de toda la vida, donde debemos corregir los errores antes que sucedan, buscando mejores métodos y ayuda. Si tomamos conciencia de que somos muy violentos cuando nuestro hijo discute nuestra autoridad, podemos estar atentos y antes de explotar contar hasta diez, respirar hondo veinte veces, o pensar en una figura tranquilizante. Las metas del autocontrol son variadas, algunas positivas y otras negativas, solemos realizarlo para buscar nuestro bienestar o el bienestar de todos, para mejorar nuestra sociabilidad o pasar desapercibido, para ser más felices o solo para satisfacer nuestro placer, también para ser mejores personas mintiendo menos o para ocultar más las mentiras.Quien busca el autocontrol para ser una mejor persona desea eliminar la impulsividad y los comportamientos dañinos, es decir los modos de actuar irracionales sin haber pensado detenidamente, donde el gran desafío es lograr una “personalidad coherente y flexible y mansa”.El control no solo se realiza de forma individual sino grupal. Cuando nos juntamos y formamos una sociedad se crean leyes y normas para que las autoridades controlen los comportamientos de unos y otros, con el fin de evitar el daño y el caos.Todas las instituciones, educativas, religiosas, económicas o comunicativas llevan un control de sus miembros, bajándoles “ideas” sobre la mejor forma de vivir.En muchos aspectos somos “hijos del rigor” y debemos ser controlados para no cometer errores que se repetirían una y otra vez. Me pregunto qué sucedería y cómo sería nuestra sociedad si no existiesen inspectores de tránsito, árbitros, jueces, policías y un sistema judicial organizado. No existiría un orden social y regiría la “ley de la jungla”, es decir que imperaría la ley del más fuerte y del más vivo o “pícaro”.Con el control social las sociedades se fortalecen y crecen. Así como es importante controlar a los ciudadanos, debe haber control sobre los “controladores” para evitar abusos y represión, en rigor “ninguna” persona dentro de una sociedad, por más noble, simple o aparentemente inmaculada que sea su profesión debe estar sin control.Dentro de la sociedad debería existir un “entramado” de relaciones, donde toda persona sepa que lo que hace va a tener una evaluación de alguien más, para evitar el libertinaje, por ejemplo la divulgación de noticias se debe hacer con libertad, pero también debe hacerse con responsabilidad, para no propalar cualquier mentira o invento.No solo a través de las normas y leyes escritas se realiza un control, sino que se hace a través de las ideas que se lanzan por los medios de comunicación, la educación, las religiones, donde se transmiten valores morales, hábitos y normas de comportamientos.Existe una tercera forma de control derivado de nuestras creencias espirituales, donde los que creen en Dios tienen la convicción de ser evaluados y controlados por Dios.Esta forma de control “espiritual” es personal y a la vez comunitaria, llevada a cabo por la comunidad religiosa de referencia y la sociedad toda, a nivel personal es a través de la “conciencia individual” y a nivel comunitario es a través de la “conciencia social”.Colaboración:Bazán J. L. – MédicoDeseo tu opinió[email protected]
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