“La suba de los impuestos internos se trasladará inexorablemente a precios, con el consiguiente encarecimiento del producto, más la pérdida de competitividad de toda la cadena productiva. El menor consumo de cítricos por la industria para abastecer el mercado interno de jugos para bebidas, especialmente en lo que hace a naranjas y mandarinas, provocará una depresión de los precios que las industrias pagan al productor por su fruta, y contribuirá a la sobreoferta de un mercado interno con precios decididamente no rentables”, expresó hoy la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus).La reforma impositiva que elaboró el gobierno nacional propone elevar el tributo denominado Impuestos Internos para las bebidas azucaradas (gaseosas o no). Actualmente esas bebidas pagan un 4% si tienen un contenido mínimo de jugo de frutas y un 8% sin este componente. Tras las modificaciones, abonarán un 17% por ese gravamen si incluyen un agregado de azúcar.“La industria de bebidas sin alcohol es un actor fundamental en el desarrollo que ha tenido la industria de jugos y aceites esenciales en las provincias del norte argentino, e inciden profundamente en el funcionamiento de esas economías regionales, contribuyendo a la industrialización de las producciones primarias, incluyendo el Noroeste, el Litoral, el Valle de Rio Negro y Cuyo”, remarcó Federcitrus.Por eso, denunció que el proyecto de reforma tributaria que el Poder Ejecutivo está remitiendo al Congreso Nacional tiene “ganadores y perdedores”. Para la Federación, Tucumán y el resto de las provincias productoras de frutas cítricas están entre los últimos. “Hoy la actividad citrícola es la mayor dadora de mano de obra en la provincia más pequeña del NOA y en Entre Ríos y Corrientes (100.000 puestos de trabajo a nivel nacional)”, subrayaron.“El sector citrícola exporta buena parte de su producción y la industria absorbe fruta que no tiene cabida ni en el mercado externo ni en el interno. La ecuación, industria-mercado fresco externo e interno, ha permitido la supervivencia de la actividad a pesar de políticas que le han restado competitividad a todo el universo exportador argentino, y de las dificultades que tienen las economías regionales y que no han sido solucionadas por la actual administración nacional. Una muestra de ello es la imparable caída de las exportaciones de todas las frutas en los dos últimos años, salvo el limón, que compite por calidad y diferenciación”, señalaron desde Federcitrus.Según indicaron, el principal cliente del sector citrícola es la industria de bebidas sin alcohol, la que anualmente compra más del 50% de la producción (naranjas, limones, pomelos y mandarinas) para la elaboración de sus productos (en 2015 la producción total fue de 3,2 millones de toneladas). “Una medida de este tipo no sólo quita incentivos, sino que atenta contra el desarrollo que el sector ha logrado a través del tiempo”, afirmó la entidad.
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