Juan José Fall – Posadas (Misiones) Señora Directora:? Las fiestas siempre son una buena ocasión para que algunos empresarios y comerciantes quieran hacer diferencia y mejorar sus ganancias, abusivamente muchas veces. Los precios en los comercios son el mejor indicador de ese comportamiento y, en particular, el de aquellos productos de mayor consumo para la ocasión.
Ese comportamiento es innegable y se repite toda vez que se aproxima algún acontecimiento que generará expectativas y demanda en la población. Comienzo de clases, algunas festividades tradicionales, cambios de estación y varias otras son las circunstancias en que se produce esta suba en los precios con su enorme impacto en el bolsillo de las personas.
También es habitual que las tarifas públicas se modifiquen –hacia arriba– en esta época, cuando se aproxima la conclusión del año o el inicio del próximo. No siempre es justificado ni justo ese incremento, cuando como nunca se cumple una vieja premisa de la economía mundial:?Los precios suben por el ascensor y los sueldos van por la escalera.
No necesita mayor ejemplificación para constatar este principio, ya que cotidianamente lo vivimos todos quienes dependemos de un salario para sobrevivir. Y duele mucho cuando algún funcionario, no de cuarta, menosprecia a los trabajadores o jubilados con afirmaciones para autojustificarse como que vivían en un sueño cuando creían que podrían comprarse autos, televisores… o que el jubilado perderá plata, pero no perderá poder adquisitivo.
Mas todavía indigna cuando se ve que se concentra cada vez más la riqueza en unas pocas manos y que nuestros gobernantes no muestran la misma severidad e insensibilidad ante quienes son poseedores del gran capital, mientras hacen ahorro con los sectores sociales más relegados y necesitados.
Ésta, las fiestas de Navidad y Año Nuevo, es una época de festejos. Por favor, no las arruinemos con medidas y decisiones que dañaran todavía más a muchos argentinos y, en especial, a nuestros abuelos.
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