Alfredo E. Halberstadt – San Vicente (Misiones) Señora Directora: Deseo opinar sobre inquietudes que se recolectan en la calle, especialmente sobre la economía y los aumentos de tarifas que inexorablemente tenemos que pagar, que no son paralelas al proceso inflacionario que vivimos y que lamentablemente estamos acostumbrados desde casi siempre.
Se trata de luz, agua, gas y otros que desequilibran nuestro pobre bolsillo. El obrero y el otro que ya pisaba la línea de la clase media ven destruido su equilibrio económico con aumentos que nada tienen que ver con la inflación más arriba apuntada.
Parecería que fríamente con prepotencia detrás de una oficina se calcularon los aumentos sin ver los efectos en las clases sociales más sensibles a los aumentos. Misiones ya es una provincia cara para vivir y los aumentos inflacionarios que se aplican en el comercio tienen que ver con estos nuevos injustas tarifas.
Si siempre hemos pagado por el servicio antedicho, de golpe no podemos pagar subas que superan el 100% y que va a incidir o terminar en la disminución de alimentos en la mesa de Juan Pueblo, porque atrevidamente o despóticamente el pago de esas tarifas tiene fechas impostergables. Tal vez, con hambre no vamos a construir la Argentina que todos soñamos y que sea a costillas de los que menos tienen.
De un día para otro no se puede corregir el despilfarro de otro gobierno que se encargó de subsidiar, malacostumbrar y, lo peor, destruir la cultura de trabajo en el hombre.
Soy uno del montón, pero sensible de la opinión popular. Hay otros impuestos y gravámenes que no permiten que exista industria próspera en Misiones y cuyos propietarios van yendo a otro lugar o provincia, ante de la bancarrota.
En las subas de precios en servicios públicos, de lo que me refiero, no se calcularon concientemente sobre la incidencia de las economías populares de menos recursos; no podemos pagar, algunos, los platos rotos de pésimas administraciones gubernamentales anteriores, cuando lamentablemente se rompió la cultura del trabajo en el ciudadano y se lo acostumbró a vivir de la dependencia estatal.
Hay una total falta de conocimiento sobre la realidad social económica de la gran mayoría de los argentinos. Estas nuevas subas astronómicas que se proyectan para servicios, están fuera de lugar y tiempo. La maquinaria de las fuentes de trabajo fueron destruidas con mala intención política parece que se buscó alas al elector defendiéndolo de una prebenda o subsidio como son los planes sociales, casi en su mayoría.
Asusta el desmantelamiento de la estructura industrial y fuentes de trabajo de nuestra querida Argentina; a lo largo de este último período democrático que transitamos del 1983 para adelante donde charlatanes y casi aventureros nos gobernaron empujándonos al borde de un abismo sin retorno.
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