De ambas márgenes del río Paraná, un grupo de vecinos se autoconvocó para manifestarse, reclamando que se agilice el paso, especialmente en la tarea de Migraciones en la cabecera argentina del puente internacional San Roque González de Santa Cruz.
Nadie escapa de las largas colas que duran horas en moverse para permitir trasponer el principal paso internacional que tiene la Argentina. Al punto que las redes sociales, los seguidores de medios de comunicación, que habitualmente van a Encarnación o vienen a Posadas, estallan de reclamos en los últimos días.
Sin embargo, a pesar de las múltiples quejas, fueron pocos los que se animaron ayer a poner la cara y exigir un mejor trato, más humanitario, a las autoridades encargadas del funcionamiento del personal en el puente mencionado (Gendarmería, Aduanas y Migraciones).
Lo curioso del caso fue que, mientras este grupo se expresaba con una gran pancarta, decenas de misioneros, paraguayos y otros visitantes formaban parte de una gran cola que pretendía cruzar a Encarnación y ni siquiera atinaron a reproducir el bocinazo que sí se armó días atrás en Encarnación.
Sin que exista un compromiso por querer cambiar la realidad que nos toca, las cosas seguirán siendo iguales de complejas y tormentosas para quienes quieran transitar por el viaducto que cruza el Paraná.
Está visto que ni las quejas por los medios de comunicación sirven para que las autoridades cumplan al menos con la promesa de habilitar más casillas, poner más personal a atender, lectores de códigos de barra para agilizar la toma de datos de los DNI de los transeúntes, etc.
Hay dos cuestiones que rondan la preocupación de todos: la salud de quienes pasan horas y horas debajo del sol misionero pero también el estado del puente San Roque por el constante peso de los vehículos parados sobre éste por la ineficacia humana.
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