Justo Emilio Gómez – Posadas (Misiones) Señora Directora: Soy una persona con 81 años de edad, con serias dificultades para movilizarse y que necesita valerse del transporte público de los colectivos urbanos para desplazarse dentro de la ciudad. Me es muy difícil subir a esas unidades porque trepar los escalones que estos tienen para acceder a su interior constituye cada vez todo un enorme desafío, si es que antes logro que el coche se detenga y el chofer tenga la paciencia suficiente como para esperar mi ascenso.
Pero no me estoy quejando del conductor de la unidad, ya que estos maleducados son la excepción dado que hay también otros gentiles y pacientes. Estoy planteando una situación que se nos presenta a todos quienes padecemos de alguna discapacidad motriz en mi caso sólo producto de la edad- y que necesitamos trasladarnos en los colectivos urbanos. Salvo unas pocas unidades, las menos, la mayoría no cuenta con dispositivos para el ascenso de las sillas de ruedas, pero ninguna tiene el piso a la altura necesaria como para que quienes se valen de muletas, bastones o algún impedimento que les dificulte acceder al colectivo (y siempre que se cuente con veredas
).
Si mal no recuerdo, hace unos años, alrededor de una década, ese Diario público que en Posadas se había sancionado (o estaba en estudio) una ordenanza para establecer que las nuevas unidades que se incorporen al transporte urbano de pasajeros debían contar con piso bajo, tal como se observa en los coches porteñas y otras importantes ciudades argentinas. No sé que pasó con ella, pero que es hora de que se la desempolve y vuelva a ser estudiada y se la ponga en vigencia.
Según observé, en los últimos meses se han incorporado y refaccionado numerosos colectivos para la ampliación del Sistema Integrado de Transporte Metropolitano, pero no vi que ninguno reuniera esas características que si son obligatorias en otras lugares de la Argentina, como que muy pocas cuentan con el dispositivo para las sillas de ruedas. (En este caso, creo, que de haberse cumplido con la normativa vigente desde hace muchísimo, ya no existirían (o quedarían escasos) colectivos sin ese dispositivo).
El piso bajo es una solución no solo para personas mayores como yo o para quienes tienen alguna dificultad motriz para desplazarse, sino también que facilitaría el ascenso de niños, mujeres embarazadas.
De esa manera se contribuiría a hacer de Posadas una ciudad más amigable para con sus vecinos y visitantes. No entiendo el porqué de la no aplicación de esa obligación, si es que existe la norma, o de la demora en considerarla y sancionarla, si es que nunca pasó de una mera expresión de buena voluntad, de oportunismo proselitista.
Me parece que es hora de que se piense realmente en los usuarios y no en el mayor beneficio para quienes tienen la concesión de ese servicio que es público y no privado como algunos pretenden hacernos creer.
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