El incremento de los precios en las tarifas de energía en la provincia de Misiones ha generado un sinnúmero de quejas y reclamos, algunos por redes sociales y menos en las oficinas de EMSA y las cooperativas.
En el debate de quién es el culpable de la suba, entre la renovación y Cambiemos fundamentan que se trata de uno y otro. El problema de un debate donde el perjudicado es el bolsillo del usuario es la falta de transparencia en la información y en los números de uno y otro lado.
En el caso de la provincia, no hace falta abundar en detalles de lo lamentable que resultó la gestión de Sergio Pity Ferreyra para recordar que nunca se oficializaron los números de los balances de la empresa, ni los montos finales anuales que el Estado misionero le giraba para su funcionamiento, ni la cantidad de contratados que tenía la empresa hasta su salida, además de las deudas y juicios que tenía la deficitaria sociedad.
Cómo será que los datos se guardaban bajo siete llaves que ni siquiera el nuevo presidente, Guillermo Aicheler, conoce los resultados de la tan mentada auditoría que, hasta hoy, nadie sabe qué sugirió ni reveló en materia técnica y financiera.
En el ámbito nacional, del ministro de Energía, Juan José Aranguren para abajo, pudieron dejar en claro el costo de venta de energía, el de transmisión y los subsidios que se estaban otorgando. Hasta Mauricio Macri el año pasado llegó a quejarse de EMSA, pero una vez terminada la campaña, no se supo nada más de qué hizo la Casa Rosada para que algo cambie (palabra que a la alianza gobernante nacional le gusta utilizar).
Los usuarios de EMSA y las cooperativas merecen contar con toda la información, por el grave perjuicio que significa (y significará) seguir solventando las facturas de luz que se están emitiendo con subas enormes.
Se habla de ordenamiento de números, de ahorros del despilfarro, de interés por transparentar. Se podría comenzar con una buena campaña informativa hacia los misioneros.
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