Romántica y apasionada tomó las riendas de su vida hacia puerto seguro. Desde que nació, Inés vive en un pueblo de Misiones que se llama Ruiz de Montoya. Es un pueblo pintoresco, con muchas flores, como sacado de un cuento de hadas. Tal vez por eso ella siempre se quedó allí, porque es una mujer muy especial, lleva la poesía y la pintura en su interior.
Inés es muy serena, una romántica neta, apasionada para todo. Una mujer muy clásica, devota de Dios y la Virgen, vive para sus hijos. Cada ocasión de la vida ella la transforma en palabras poéticas de esperanza, de amor o de coraje.
Busca el lado positivo de las cosas, no se deja caer, porque aunque a simple vista parezca muy frágil, en realidad es muy fuerte. Supo salir adelante, como toda persona tuvo que afrontar sus crisis, librar batallas y supo salir airosa.
Su materia pendiente es escribir un libro. Compilar en páginas sus poesías y poemas, para compartir con el resto todas esas emociones que brotan de sus palabras.
También, ama la pintura. Lo ha hecho siempre. Desde joven. Pero la vida vivida no es siempre como la soñamos, sino como podemos vivirla. Sin embargo hay un momento en el que uno toma las riendas de su propia vida para encaminar el resto del viaje hacia ese rumbo que hemos elegido.
El rumbo de Inés ahora es estar bien. Sentirse bien. Y una de las cosas que la ayudan es la pintura, y este fue el punto de encuentro entre ella y yo. Pinta para los demás, para su gente querida. Lo hace con pasión como todo lo que ha hecho en su vida y no piensa detenerse.
Muchas personas, así como ella, el algún momento, y a todos nos pasa, perdemos de vista eso que nos gusta hacer, cantar, pintar o bailar. Lo importante es no olvidarnos de nosotros mismos y vivir nuestra vida de la mejor manera que nos salga haciendo todo eso que nos llena el alma. Así como lo hace esta maravillosa mujer, Inés Vollmann, que supo ponerle color a su vida y poesía a la rutina.
Discussion about this post