Miguel Schmalko – Consejero y ex presidente de la Federación Económica Brasil-Argentina-Paraguay (FEBAP) – Posadas (Misiones) Señora Directora: En las vicisitudes que está pasando el líder de los trabajadores brasileños cabe destacar la ingratitud de los organismos empresariales por quienes ha hecho tanto durante su presidencia, al posibilitar la ascensión de una clase desposeída a una clase media inclusiva en los programas de desarrollo que encarara y la expansión de las empresas en el exterior.
Los CEO o caciques de las empresas lo que buscan es el enriquecimiento de las mismas y sus directivos, no está en sus objetivos una distribución e inclusión sustentable de las ganancias en el propósito de una sociedad más justa.
El programa Hambre Cero de Brasil ha recibido una creciente atención internacional al lograr sacar a 28 millones de personas de la pobreza en tan solo diez años. La experiencia brasileña cruzó fronteras en 2012 tras el anuncio de Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas, cuando lanzó el Desafío Hambre Cero a otras regiones y países del mundo. Los justicieros, cuyos nombres ni vale la pena recordar, con ínfulas de adquirir notoriedad, le extendieron la condena por tres años más y no le permitieron la salida del país para concurrir a un evento organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Adis Abeba, en el marco de una cumbre de la Unión Africana. Lula no es un cobarde y volverá a Brasil a enfrentar lo que resuelva el Tribunal Supremo en las últimas instancias, el 15 de agosto, cuando vence el plazo para la inscripción de los candidatos ante el Tribunal Superior Electoral.
La candidata del Frente de Izquierda, que agrupa tres partidos y apoyan a Lula, declaró: Voy a mantener la bolsa de familia, no para explotación electoral y perversa de la pobreza, sino para garantizar la dignidad de nuestras familias brasileñas”.
Vale la pena consignar un editorial del diario El País de España, uno de los más prestigiosos de habla hispana y a quien no se le puede acusar de populista: No deja de ser una ironía perversa que el artífice del mayor éxito internacional de la lucha contra el hambre y la pobreza, el ex presidente Lula da Silva, fuera invitado este fin de semana en Etiopía por los presidentes de la Unión Africana para participar en un evento para mostrar los secretos del milagro brasileño que inspire a los líderes del continente africano por su programa Hambre Cero, referente mundial en los progresos sociales , mientras que en su propio país están haciendo todo lo posible para meterlo en la cárcel. Y están a punto de conseguirlo, a última hora un juez le retiró el pasaporte y le impidió que subiera al avión. Ironía si muestra que el articulador de una política de distribución de riqueza en su país, consiguiera en algo menos de una década, rescatar de la extrema pobreza a más de 36 millones de brasileños, reducir la mortalidad infantil en un 45%, disminuir el número de personas subalimentadas en un 82% y conseguir que Brasil el país más grande de Latinoamérica donde la brecha entre ricos y pobres era la mayor de todo el mundo- desapareciera del mapa del hambre que la FAO elabora anualmente, esté a punto de ser llevado a prisión.
La acusación formal es la de beneficiarse de un apartamento que no es ni ha sido nunca suyo y el mayor delito, ser en estos momentos el líder más valorado en un país en profunda crisis y en plena carrera electoral, Porque en efecto, si hay un delito es precisamente en lo que coinciden opositores y detractores- que cuando se celebren las próximas elecciones generales, previstas para octubre de este año, hay un vencedor seguro, Lula, si lo dejan ser candidato.
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