Hola queridos amigos! Estas últimas entregas hemos venido desarrollando conceptos poco conocidos para el hombre común, como ser la forma de comunicarnos a través de la telepatía, en este plano, en y con otros planos, el lenguaje simbólico que ocupan los sueños, que era el mismo que ocupaba Jesús para transmitirnos un conocimiento.?Dijimos también que los otros planos, también llamados dimensiones, cielos, o como dijera Santa Teresa de Ávila: Hay distintas casas en el Reino del Señor, eran solo dimensiones de conciencia y los que fueron plasmando en el papel sus experiencias, las llamaron de acuerdo a como las percibieron y pudieron trasmitírnoslas según la cultura y época en que vivieron, para que el que posteriormente los leyera pudiera interpretar.
De estos planos de conciencia hablaremos hoy, de los cuales poco sabemos porque olvidamos nuestra vida como espíritu al tomar un cuerpo para hacer esta experiencia física y para ello debo remitirme a los libros: El mensaje de los sabios y Muchas vidas, muchos maestros, del doctor Brian Weiss, recientemente fallecido, donde ha dejado asentado lo que los maestros le transmitieron desde esos planos a través de sus pacientes, por lo que transcribiré las frases más contundentes del tema que nos atañe:
Jamás morimos, jamás nacimos, en realidad solo pasamos por diferentes fases. No hay final. Los humanos tienen muchas dimensiones. Pero el tiempo no es cómo lo vemos sino lecciones que hay que aprender.
Estar en estado físico es algo anormal. Cuando se está en el plano espiritual, eso nos resulta natural. Cuando regresamos, es como ser enviados otra vez a algo que no conocemos.
Cuando llegamos al plano espiritual, continuamos creciendo también allí. Pasamos por diferentes etapas de desarrollo; pero al llegar estamos consumidos. Es preciso pasar por una etapa de renovación, una etapa de aprendizaje y una etapa de decisión.
Hay siete planos en total, cada uno de los cuales consta de muchos niveles, por los que hay que pasar antes de que regresemos.
Cuando leí esto último se me vino automáticamente a la cabeza una parte del Corán, cuando Mahoma va ascendiendo por los distintos cielos, encontrándose en cada uno con diferentes profetas, hasta encontrarse con Jesús en el séptimo cielo.
Hay muchos niveles de conciencia y diferentes estados vibratorios. Pero no es primordial que conozcáis todos los niveles.
El primer nivel de los siete existentes es el más importante. Es fundamental que experimentéis el primer plano en lugar de teorizar sobre los planos superiores, porque la experiencia trasciende la creencia. A la postre tendréis que experimentar todos.
Es el plano de más fácil acceso para el hombre, pudiendo hacerlo en un sueño, una meditación o en una regresión, que era a la que el doctor Weiss inducía a sus pacientes, por ejemplo.
El aprendizaje en el estado espiritual es sobradamente más rápido que el del estado físico, pero volvemos porque algunos tienen que aprenderse en la carne. Tenemos que sentir el dolor, el sufrimiento, puesto que cuando se es espíritu no se experimenta el dolor, ya que es un período de renovación. El alma se renueva. Solo hay felicidad, una sensación de bienestar. En el sueño uno también se renueva.
La interacción entre las personas en estado espiritual es diferente. Cuando se está en el estado físico, se pueden experimentar las relaciones. Si necesitamos regresar para elaborar una relación, regresamos. Si hemos terminado con eso, proseguimos. Nosotros decidimos cuándo queremos regresar, adonde y por qué motivos. Elegimos lo que necesitamos aprender. Durante la experiencia en el plano físico acarreamos deudas que deben saldarse. Si no hemos pagado esas deudas, las tendremos que llevar con nosotros a otra vida, a fin de que puedan ser elaboradas. Se progresa pagando deudas. El karma son deudas por saldar.
Todos tendremos un rasgo dominante. Puede ser la codicia, la lujuria; pero sea lo que fuere determinado, necesitamos saldar nuestras deudas con esas personas. Después se debe superar ese rasgo en esa vida.
Debemos aprender a superar la codicia. De lo contrario, al retornar tendremos que llevar ese rasgo además de otro a la vida siguiente. Las cargas serán mayores. Con cada vida que pasamos sin pagar las deudas, cada una de las siguientes será más dura. Si saldamos será más fácil. Así elegimos qué vida vamos a tener.
En el plano de transición esperamos (es el descripto en el último párrafo en el que se determina qué llevará cada uno a su próxima vida) allí se permite la intercomunicación. Es donde se nos permite usar los poderes psíquicos y comunicarnos con las personas que tienen forma física. Hay muchas maneras de hacerlo. Pueden mostrarse, o se les permite mover objetos telepáticamente. Solo se va a ese plano si a uno le es útil ir ahí. Si ha dejado un acuerdo sin cumplir, puede decidir ir ahí para comunicarse de algún modo para que el acuerdo quede cumplido. Si nuestra vida ha terminado abruptamente, sería un motivo para entrar en ese plano. Pero no todos quieren tener contacto con ellos, puede ser muy aterrador. Pienso que cuando el contacto lo hacen a través de los sueños, es mucho más fácil y gratificante para las personas que no tienen este conocimiento.
Luego de releer este mensaje, viene a la luz de mis recuerdos lo que en poesía dictaron tan claramente en mi mente y decía su comienzo: No los manuscritos se deben tocar, y advierto cuán repetidamente han transgredido este precepto y últimamente lo han vuelto a hacer con la única oración que nos legó Jesús: el Padre Nuestro, al cambiar las palabras deudas y deudores por ofensas y ofendidos.
Este aparentemente tan sutil cambio afecta la realidad intrínseca que se encuentra por debajo de la letra, pues si cada uno al abandonar el estado de espíritu y tomar un cuerpo físico, hace un contrato, salta a la vista que el contrato es con uno mismo, pues es el que decide cómo, cuándo, dónde y con quiénes realizar lo acordado y al ir viviendo la experiencia de dicho contrato, nos iremos enfrentando ante las posibilidades de adquirir deudas y que se vayan creando eventuales deudores. Imposible es siquiera pensar en decir que en la realización de un contrato irás encontrando ofensas u ofendidos.
No los manuscritos
se deben tocar
No los manuscritos se deben tocar,
pues bajo la letra esconden lo que Dios quiso ocultar
de ojos que preparados no están.
Bendice a aquel que lo entiende, con una sabiduría ancestral
que se revela al conciente de algo que es subliminal.
Mira el necio sin saber interpretar
y camina por la vida sin la luz que lo pueda guiar.
Colabora
Graciela
del Carmen
Zaimakis de Abraham
Escritora
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