La muerte de dos familias en Fachinal al chocar sus vehículos e incendiarse no debe ser una tragedia ajena y vinculada exclusivamente al entorno de las víctimas.
Es una tragedia que enluta a Misiones, a pesar que las autoridades de los municipios donde residió la mayor parte de los fallecidos (Eldorado y Aristóbulo del Valle) ni siquiera expresaron su pésame en un comunicado. Menos aun, propusieron la declaración de duelo.
Misiones no recuerda una tragedia con tantas personas muertas en un siniestro vial. Tal como se publicó ayer, la tragedia de los tareferos de Campo Ramón es el antecedente más cercano que enlutó a ocho familias. Y sobre el río Paraná, la tragedia de los ocho nadadores en el cruce entre Posadas y Encarnación.
Los misioneros perdimos a ocho vecinos, General Pico a uno de ellos y Mar del Plata a un joven que visitaba a su familia en la tierra colorada.
Como se viene insistiendo desde estas páginas, entre la información urgente, seguimos sin tomar conciencia ni incorporamos como ciudadanos la trascendencia de la educación vial.
Un colectivo de trabajadores de medios de comunicación, con familiares de víctimas de siniestros viales, se movilizó hace dos años pidiendo a las fuerzas políticas -especialmente a los que gobiernan- la propuesta de políticas de Estado para la prevención, educación, como para la atención de las familias de las víctimas. Nada sucedió. Varios proyectos de ley duermen el sueño injusto mientras la gente sigue falleciendo en los siniestros viales.
Pero no todo depende de la dirigencia política. Lo más importante comienza por cada uno de nosotros, en nuestros hogares, haciendo que cada muerte en accidentes de tránsito nos permita reflexionar y evitar más daños a nuestra sociedad.
Demasiadas tragedias, demasiadas vidas perdidas. Urge que actuemos socialmente para no tener que perder a ningún otro vecino de nuestra provincia.
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