Hace treinta años los enamorados pedían como prueba de amor que, básicamente, accedan a tener relaciones sexuales. Hoy, la prueba del amor la piden generalmente las chicas y consiste en que sus enamorados compartan con ellas las contraseñas de sus cuentas en redes sociales.
Lo que muchos adolescentes y jóvenes buscan es reconocimiento. Y en tiempos de las redes sociales éste no se gana por las cualidades y aptitudes que se puedan tener, sino que se miden por la cantidad de amigos que se tienen en sitios como Facebook o Instagram.
La idea del amor romántico se ha ido transformando drásticamente, no solo afecta el contacto en línea sino también los encuentros cara a cara, teniendo como protagonistas a los jóvenes que han crecido con la tecnología. Son jóvenes que han aprendido a construir su identidad en múltiples pantallas y a comunicarse interpersonalmente por múltiples dispositivos tecnológicos.
Las tecnologías comunicativas están afectando las relaciones de pareja y todos sus correlatos: el cortejo, la comunicación afectiva, la búsqueda de reconocimiento público, la sociabilidad romántica o sexual, entre muchas otras cosas.
Se observan dos grandes consecuencias asociadas a los usos de tecnologías afectivas: una que tiende a liberar la búsqueda de la pareja, ampliando el espectro de parejas potenciales, diversificando y facilitando los encuentros y el emparejamiento, frente a otra que tiende a la restricción y el control, bajo el incremento de sospechas, supervisión y vigilancia.
Facebook y Whatsapp son aplicaciones que facilitan la comunicación interpersonal tanto con personas cercanas afectivamente y con grupos de pertenencia, como con desconocidos, o conocidos de nuestros conocidos. También permiten monitorear las actividades de otros: identificar si un mensaje fue visto y a qué hora o si alguien estuvo conectado y hace cuánto tiempo, entre otras posibilidades.
En relación con el amor y la pareja se puede afirmar que el adolescente siente, comunica y vive sus relaciones en la red social. Exponen al público sus experiencias personales, comparte su situación sentimental en su perfil, suben fotos de pareja, entre otros, es decir, se pierde de vista si se quiere, lo que debería permanecer en el ámbito privado y lo público. Estas posibilidades favorecen la sobreinformación y la ampliación de las zonas de vigilancia y control sobre el otro.
El acceso a nuevas amistades y potenciales parejas ocasionales o establecidas se ha incrementado con las redes sociales; ya no se limitan los encuentros presenciales en ámbitos territoriales como el barrio, la escuela, el trabajo, la fiesta o el viaje. Ahora tienen la posibilidad de buscar y explorar el perfil de alguien que conocieron de manera casual, contactar con parejas potenciales a partir de que la foto del perfil les parece atractiva, o buscar a un amigo o conocido del pasado para intentar reiniciar una relación, entre muchas otras posibilidades.
Internet, y en especial las redes sociales, han ampliado las posibilidades de encontrar el amor con bajos costos.
Muchos de los jóvenes consideran que el inicio del diálogo con alguien nuevo es más fácil en Facebook que en la relación cara a cara, pues con la colocación de un simple Me gusta a una foto, se tiene un pretexto para comenzar a charlar. Posteriormente, todos prefieren continuar tales relaciones tanto en el plano virtual como en el real.
El publicar la situación sentimental en la categoría de estar en una relación o comprometido, se considera un anuncio público de la pareja ante los amigos, los familiares y conocidos. Se trata de un reconocimiento público que busca la aprobación de los otros significativos que en ese momento ocupan la posición de audiencia ante los contenidos publicados y expresan o no su aprobación con un like o con un comentario explícito. Pero también funciona como un anuncio que exhibe la propiedad sobre la pareja, que pretende limitar las amenazas de otros y otras.
Así, parece operar tanto en el sentido de buscar la aceptación social, como de marcar el territorio propio para ahuyentar a otros prospectos.
Para finalizar, ante esta exhibición que realizan los adolescentes es que se les sugiere a los padres que controlen el uso de las redes sociales y no haya un abuso del mismo que pueda llegar a generar algún tipo de inconveniente o conflicto, ya que los jóvenes se encuentran en una etapa de vulnerabilidad y necesitan ser contenidos y escuchados.
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