Las diez víctimas perdieron la vida el último domingo tras una colisión frontal entre dos vehículos en la ruta nacional 105. En base a los elementos aportados por los allegados en las últimas horas, el magistrado Ricardo Balor consideró concluido el trámite. Tras la firma de los certificados de defunción, los restos recibirán el doloroso último adiós.Ante el cúmulo de elementos de prueba recolectados en los últimos días, a los que se sumaron los aportados por los propios familiares en las últimas horas, el magistrado Walter Ricardo Balor dio por concluida la identificación de las diez víctimas de la denominada Tragedia de Fachinal y ordenó que en las próximas horas comience la entrega de los cuerpos a sus seres queridos.
El titular del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, a cargo de la investigación, logró así evitar un largo y penoso calvario que hubiese demorado semanas, a la espera únicamente de las pericias científicas.
Sucede que tanto las pruebas documentales como los testimonios de los seres queridos concuerdan por completo, en medio del dolor, con las identidades que se barajaron desde un principio. Retrasar todos sería agregarle aún más angustia a los deudos.
Ante tal situación, según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, una vez firmados los certificados de defunción, los restos serán liberados y entregados a las familias, trámite que comenzaría a realizarse hoy de no surgir imprevistos, según explicó una fuente ligada al procedimiento.
Por ese lugar circulaba una Renault Duster al mando de David Arroyo Arancibia (57), acompañado por su mujer, Mirian Viviana Wadzewiez (46), Karen?Maylen?Arroyo (20), Santiago David Arroyo (9) y Lucas Tomás Leguizamón (19).
Por razones que son materia de investigación, en determinado momento ese vehículo -que salía de la provincia- impactó de frente con un Peugeot 307 en el que viajaban Omar Altamirano, Mirian Mariela?Starkievich (35), Evelyn Karina Dos Santos (12), Priscila Dos?Santos (7) y Dilan Dos Santos?(2).
Dejaron sus planes para dedicar su vida a Dios
Lo que la tierra separa…el cielo reúne. Esa frase fue colocada en lo más alto del escenario en el marco de la reunión conmemorativa tras el fallecimiento del pastor David Arroyo Arancibia y su familia, su esposa Mirian Viviana e hijos Karen Maylén y Santiago David, como así también el sobrino de la pareja, Lucas Leguizamón, quien residía en Mar del Plata.
Todos perdieron la vida en la tragedia de Fachinal el pasado domingo. En la ocasión PRIMERA EDICIÓN dialogó con el máximo referente de la región Norte de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el pastor Iván Rosales.
Esto es una mezcla de dos temas muy importantes, por un lado mucha tristeza porque David Arroyo Arancibia era una compañero, una persona muy colaboradora y que siempre estuvo cerca de la gente. Junto a su esposa dejaron sus planes personales para dedicar su vida a Dios. No todos tienen esa posibilidad. Desde el punto de vista humano estamos muy dolidos, pero con la esperanza de que Jesús viene pronto, existe la resurrección y esto es transitorio. Jesús enjuagará nuestras lágrimas, dijo.
Los dos, tanto el pastor como su esposa Mirian Viviana estaban abocados a esta labor, él como pastor atendiendo un distrito donde hay varias iglesias y a la vez su esposa, que por ser docente nos ayudaba en la formación de la nueva escuela en Eldorado, donde era directora, contó Rosales.
Ella era emprendedora, de buen trato con la comunidad y una mujer de mucho esfuerzo. Se nota porque todos los años creció la escuela. Los dos eran referentes. Su hija que se preparaba como psicóloga para ser misionera, que era su sueño y un hijo más chiquito en edad primaria. Los vamos a extrañar. pero a su vez queremos valorar su legado. En esta reunión los recordamos y agradecemos a Dios por la vida de ellos. Todo esto nos lleva a una reflexión personal, y es que las cosas hay que tenerlas arregladas porque uno nunca sabe. Hay que cuidar la familia, fortalecer el matrimonio y la educación de los hijos porque es lo que Dios quiere, refirió el referente.
El pastor
Oscar Maldonado fue el pastor que bautizó a la pareja fallecida y que incluso los casó. Con visible tristeza expresó a este Diario que lo que sucedió nos sacudió muy fuerte. Él era mi hermano espiritual. Lo conozco desde que llegó de Bolivia a Liniers (Buenos Aires), donde yo era pastor. Lo bauticé siendo muy joven. Su esposa residía en Caseros y yo también me uní a la ceremonia de los quince de ella. Él fue a esa fiesta y noté que había una mirada dulce entre ellos. Tiempo después los aconsejé y casé. Además cuando David entró en el ministerio, en Zapala, en el Sur, le di la bienvenida al ministerio. Sus hijos nos decían tíos a mí y a mi esposa, sintetizó.
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