La Escuela Municipal genera en Posadas entre 30 y 40 egresados por año, mujeres y varones en igual porcentaje. Si bien la tarea es cada vez mas preventiva. tiene que estar capacitado técnica y físicamente.Arriesgar la vida o someterse a situaciones límite para salvar a otros son actitudes que los guardavidas las hacen propias al incorporarse a la actividad. Si bien la mayoría tiene la fantasía de permanecer en la playa de manera relajada como en las películas, la realidad dista mucho de esas situaciones. Particularmente en Posadas donde los balnearios se reabrieron tras la conclusión de las obras complementarias de la represa de Yacyretá, con las transformaciones que sufrió la zona costera y las consecuencias que ello implica.
El posadeño Sergio Balatorre es guardavidas desde 1992 y a partir de 2013 se desempeña como director de la Escuela Municipal de Guardavidas, que genera los recursos para atender a la alta demanda que genera el balneario El Brete y el Miguel Lanús. Lleva un largo camino recorrido y asegura que su mayor orgullo es que los alumnos se perfeccionen y desarrollen capacidades que me sobrepasen.
Con más de 25 años de profesión y veinte impartiendo cursos en diferentes instituciones, apartado del mangrullo, se ocupa de supervisar todo el operativo de seguridad de las playas posadeñas, tarea que me gusta tanto como formar guardavidas junto a los instructores Adriana Koch y Juan José Giocondo.
La Escuela genera entre 30 y 40 egresados por año que deben aprobar 730 horas de cursado con un entrenamiento muy intenso y exigente. Al promediar muchos se dan cuenta que arriesgar la vida, someterse a situaciones límites o cargarse de responsabilidades, no era para ellos y dejan la carrera, confió Balatorre, al tiempo que agregó que por la institución pasa la misma cantidad de mujeres que de varones.
Existen mujeres con muy buen rendimiento tanto en el agua como en la parte teórica y de desempeño. Las tenemos dentro del cuerpo de guardavidas de la Municipalidad y son muy responsables, con mucha personalidad para el trabajo. Una chica tiene que tener actitud para bajar en El Brete, ante cinco mil personas, enfrentar a un grupo de diez varones, y ponerlos en orden. Y no tienen problemas en hacerlo, siempre con mucha educación y mucho respeto, aseguró.
Manifestó que la mayoría de los ingresantes tiene la fantasía de estar en la playa, mirando, con un silbato colgando del cuello, como en las películas. Existe, es genuina, pero después uno va tomando conciencia de la responsabilidad que se carga encima. Agregó que desde el Sindicato Único de Guardavidas y Afines de la República Argentina siempre resaltan que nuestra tarea no maneja ni tornillos, ni zapatos, ni peor o mejor proceso de enseñanza, sino que maneja vidas.
Contó que todos los años, en marzo, cierran estadísticas y que en base a ellas se ajusta el operativo y la capacitación del recurso humano. En los últimos tres años tuvimos muchos problemas, muchas atenciones fuera del agua, de primeros auxilios, cortes, desmayos, ataques de epilepsia, insolación, problemas de caídas y golpes, crisis de personas diabéticas. Por eso tenemos tres técnicos en emergencias médicas dentro de cada balneario. Dentro del cuerpo de guardavidas hay quienes hicieron la capacitación en técnico en emergencias médicas y tienen el equipamiento para operar en playa, mas allá del agua, señaló.
En marzo del año pasado usaron por primera vez el desfibrilador automático externo. Fue en El Brete, con una persona que sufrió un paro cardíaco. Gracias a que actuamos pudimos salvar una vida. El equipamiento aparentemente está en desuso y a la espera de una emergencia, y una sola vida que se salve es justificativo para tener esa inversión, graficó.
A su entender, el problema de Posadas es que con el embalse el agua llegó a los barrios. De esta manera, la gente cruza una calle y está en condiciones de meterse al agua, y eso llevó a que se produzcan muchos accidentes no tanto dentro de los balnearios sino fuera de ellos. Durante dos años hicimos una campaña educativa que trató de persuadir a la gente que no ingrese a lugares prohibidos y concurra a los balnearios que tienen un operativo de seguridad, que están reacondicionados, por lo que son bastante accesibles y tranquilos.
Para los guardavidas, diciembre, enero y febrero es la temporada alta, y marzo, baja pero con concurrencia. Manifestó que la población posadeña se vuelca cada vez mas al río y cada vez hay más actividades náuticas en el Paraná por lo que tenemos que ir pensando en tener guardias de seguridad durante todo el año.
En el El Brete y en Miguel Lanús hay ingresos desde septiembre hasta abril por el clima que presenta Misiones. El domingo contabilizamos 36 kayak navegando. Cada vez son más embarcaciones, más vecinos que van a nadar o a hacer actividades náuticas, lo que implica que tenemos que trabajar en ese sentido. La seguridad acuática tiene tres pilares: la legislación, las obras de ingeniería (boyado, señalización, elementos de seguridad) y la educación que es una actividad que te rinde a mediano y largo plazo pero una vez que se instala es muy consistente. Esa pauta nos da como en El Brete, la gente está acostumbrada que a las 19.30 se debe retirar del agua y se termina la guardia, añadió.
Semana de prevención
Con la intención de celebrar el Día del Guardavidas, que se conmemora el 14 de febrero, decidieron dar clases a todas las personas que asisten al balneario sobre el cuidado que deben tener en estos espacios y en otros donde no haya un operativo de seguridad. Es que queremos que nuestra tarea vaya mucho más allá de la temporada, transmitiendo a los posadeños y a los turistas como cuidarse fuera de época como cuando van a pescar y se quieren dar un chapuzón, cuando van a algún balneario del interior que no cuenta con guardavidas, o cuando hacen canotaje. Dijimos este año que íbamos a festejar de manera diferente y coincidimos en la Semana de la Prevención, que culminó el viernes.
Balatorre celebró que ante la presencia de los guardavidas la gente reacciona cada vez mejor. Los primeros años fueron duros porque no estaba acostumbrada al guardavidas, a un orden en la playa, pero lo fuimos trabajando de a poco. El perfil de quienes egresan de nuestra escuela es de un servidor público. Es una persona que está al servicio de la gente. Entonces constantemente tiene que estar asesorando, previniendo, advirtiendo. Y se nota que año tras año la imagen del guardavidas o la autoridad, mejoró. Tuvimos que desalojar la playa con cinco mil personas por tormentas eléctricas y en 30 minutos salió del agua. Siempre con ayuda de la Policía de Misiones.
Balatorre aseguró que volvería a elegir la profesión. Hice el curso porque frecuentaba mucho en el río y presencié tres ahogamientos y no me anime a intervenir. Ahora sé que hice bien porque podría haberme convertido en una víctima más. Estoy muy contento de estar en esta actividad, tratando de generar siempre en los jóvenes el aliento necesario para que se animen porque es un constante vencer límites, ir mas allá, actitud frente a la vida que, en definitiva, te sirve para todo. Para mi es un orgullo generar o inspirar a que los jóvenes crezcan y se desarrollen. No me toca el ego para nada. Por el contrario, me llena de orgullo ver que la gente que trabaja al lado mío crece, pasa mi capacidad y su servicio es solicitado desde otros ámbitos, acotó emocionado.
Discussion about this post