¡Hola queridos amigos!
La semana pasada hablamos del tipo de lenguaje que capta el inconsciente, el cual dijimos que es el que guarda las memorias del alma y para seguir con las sincronías, hoy pensando sobre qué iría a escribir, abro mi libro: El dorado saber del silencio, justo en la página donde transcribí los himnos de los guaraníes que dicen así: El Creador, utilizando su vara-insignia, emblema de su poder, de la que en ese momento hizo brotar llamas y una tenue neblina, creó el lenguaje, que es la esencia del alma que se enviará luego a los hombres y a lo que ellos tienen de divino. Las palabras-almas son palabras de origen divino, de gran poder creador, generativo, que se encarna en un recién nacido y hacen de él un ser humano.
Después del lenguaje, Ñamandú creó la sabiduría, el amor al semejante y los cantos sagrados.
Más adelante sus himnos nos hablan de una Tierra Sin Mal que la ubican sobre esta tierra y la describen como un lugar de abundancia donde los hombres disfrutan allí eternamente de una vida plena.
Para llegar a esta tierra no es necesario morir. El cuerpo no se enferma ni degrada. Para acceder a ella en vida deben hacerse largos ejercicios espirituales y hay que cumplir en el camino un régimen alimenticio casi exclusivamente vegetariano para alivianar el alma y el cuerpo.
El guaraní busca llevar una vida ética, ajustada a sus costumbres y buscan la perfección como la vía de entrada a la Tierra Sin Mal.
Buscando el paralelismo, diré que, para poder entrar a la Tierra Sin Mal, la nueva Jerusalén, o las dimensiones superiores, donde no es necesario despojarnos del cuerpo (morir) para hacerlo, en ese estado, no digo lugar puesto que es otra dimensión de conciencia, donde no existe el espacio ni el tiempo, los pensamientos precipitarán en lo que pensemos en el mismo momento en que lo hacemos. Es por esto la necesidad de despojarnos del antiguo ropaje de pensamientos mal elaborados, perimidos, etc, en una palabra: imperfectos, pues únicamente así podremos crear perfección en una Tierra Sin Mal; por lo que cuando lleguemos allí, lo primero que haremos, seguramente, será curar, rejuvenecer y hermosear nuestros cuerpos.
Dirán ustedes que estoy hablando de que vamos a tener la capacidad de hacer milagros, (capacidad que también tenemos ahora si perfeccionamos nuestro pensar).
Pues entonces definamos lo que es un milagro: milagro es todo aquello irrealizable por el ser humano, que deja de ser un hecho para ser un fenómeno paranormal, donde lo normal está limitado por lo que él cree que es, siendo que no es la cáscara que lo contiene, que sólo es el ropaje que usa el alma para este tránsito por la tierra y él llama vida, que es tan efímera como un pensamiento suyo extendido en el tiempo por él predeterminado cuando espíritu sin tiempo él era y es, sólo que no es consciente de ello.
Para entender el mecanismo de la realización de milagros, debo remitirme al primer mensaje que recibí de Jesús, cuando me dijo: Tu fe es Mi fe. Si tu fe es Mi fe, siendo la fe el realizar dentro vuestro el saber Quiénes verdaderamente sois, significa entonces el saber que tú eres Dios, que Yo Soy Dios, porque ambos somos Uno con Dios.
El realizar este saber, te otorga todo el Bien, la maravilla de entender que eres Uno con todo lo creado; no solo que eres parte de la Creación, sino que eres Uno con ella, eres Uno con la flor, el viento como lo eres conmigo, con todo y con todos; eres Uno con el Universo.
Entonces como tienes la seguridad de que ordenas a tu mano, que es parte tuya, que se mueva y sabes que ella lo hará, con la misma seguridad si ordenas a la montaña, que también es parte de ti, que se corra, así lo hará.
Piensa en todos los milagros que derivan de esta realización del Ser. Milagros de fe, milagros de saber Quién eres.
Bendito aquel que deje de pensar tras la materia que lo contiene y limita y comprenda el ilimitado poder que esto le otorga, poder que el cielo da a quien ha depurado su pensar, luego de pasar por las asechanzas del mal que a la vuelta de la esquina está para templar el espíritu.
Aquieta tus sentidos
Cierra tus puertas a lo exterior,
mécete en la nada y descubre la luz.
Sumérgete en lo más profundo de ti y déjate Ser.
Permítete ser el Ser Divino que Eres
sin intervenciones de tu ego.
Sólo Tú en esa quietud, en ese silencio.
Cuando tus percepciones se acrecientan,
escucha que en tu corazón hablan;
son las voces y las ideas que a través de Sus enviados
Dios pone en tu mente.
Ésta es la forma en que el Ser se expresa en ti.
Sólo aquiétate y escúchalos.
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