Marcela Andrea Huerta – Posadas (Misiones) Señora Directora: En poco más de una semana comenzarán las clases y esa posibilidad no parece estar confirmada todavía por la discrepancia entre las distintas organizaciones gremiales docentes de la Provincia. Una de ellas, afín al Gobierno, acordó una suba respetando el tope y la exclusión de una cláusula de ajuste automático si la inflación superase ese techo (cláusula gatillo), según lo requerido por la Nación;?otras más –y en base a una lógica más realista– se oponen a ese acuerdo. La primera asegura que no habrá problema con el inicio de clases, que será normal; y las segundas anticipan que habrá conflictos sino se contemplan las mayores pretensiones y se llega a un convenio paritario más justo y lógico.
A nivel nacional se repite ese probable conflicto, agravado por el desentendimiento del gobierno nacional de la problemática salarial docente, dejando a cada provincia ligada a su suerte. Eso le ahorrará unos buenos recursos al estado federal, aunque condenará a la miseria a un buen número de docentes y, en particular, a los de aquellos distritos más pobres y con menor capacidad de pago.
A la que se suma ahora la posibilidad desde la Nación de la eliminación del Fondo de Incentivo Docente (Fonid) –desmentido por los organismos educativos oficiales (?)– que redundaría negativamente en el ingreso de quienes se encuentran frente al aula. Con el agregado de una fuerte campaña de desprestigio de aquellos dirigentes sindicales docentes más combativos, tras el propósito de aislarlos de sus bases y disgregar la necesaria unidad de lucha de éstos.
Amén del constante sambenito de que por ese capricho gremial de mejores salarios, los perjudicados por la pérdida de días de clase serán los niños, negando la propia responsabilidad y tozudez estatal en esa consecuencia.
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