Su aspecto es el fiel reflejo de su estado de salud. Proteger la piel contra los agentes externos y cuidarla correctamente es esencial para mantenerla sana.
Alteraciones como el acné, la celulitis o el envejecimiento afectan de manera importante su funcionalidad.
La piel tiene memoria. Esta máxima está constatada y demostrada por numerosos estudios científicos y ya está interiorizada por la mayor parte de la población, que cada año suma a nuevos concienciados sobre la importancia de la protección de la dermis.
Esta memoria se refiere a aquellos pequeños daños acumulativos que con el tiempo desembocan en perjuicios que pueden ser desde leves, como la aparición de arrugas, hasta muy graves como el desarrollo de un melanoma.
Lo cierto es que esa memoria no solo se manifiesta a causa de las radiaciones ultravioletas por una excesiva exposición solar, lo que puede desarrollar cáncer cutáneo sino que también tiene presencia en otros aspectos relacionados con nuestra salud cutánea, cada vez más extendidos y comunes, como son la exposición a la contaminación y agentes oxidantes, ocasionando problemas de acné; falta de hidratación y cuidado estético, que aceleran el envejecimiento cutáneo, o el agravamiento de la celulitis estética en nalgas y muslos por la falta de cuidado.
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