Justicia, justicia perseguirás…, reza un párrafo bíblico y eso fue lo que hizo Yolanda, la madre de Héctor Fernando Ledesma (19) para que la muerte de su hijo no quedara impune. La justicia condenó al conductor que lo atropelló y mató.Seis años después del hecho vial que segó la vida del joven y dejó casi postrado a su padre, Matías Esequiel Canteros (27), el conductor del Renault 9 en aquella fatídica noche del 26 de febrero de 2012, finalmente fue condenado a cuatro años de prisión efectiva, por el delito de homicidio culposo y lesiones graves en concurso real. Desde el último miércoles pasa sus días en la Unidad Penal VI del Servicio Penitenciario Provincial de Miguel Lanús.
Prácticamente desde que se instruyó la causa, mientras ayudaba a su marido convaleciente y con el peso de la muerte de su hijo a cuestas, Yolanda Alarcón siguió día a día el expediente.
Viajaba varias veces al día al centro de la ciudad para asegurarse que los papeles se movieran. Y recordó: el año pasado estuvimos detrás de una apelación que presentó en el Superior Tribunal para que le den una probation y no ir a juicio.
Si bien la familia Ledesma se enteró a través de PRIMERA EDICIÓN de la condena, quiere constatar con sus propios ojos que Canteros esté detenido. Ahora queremos ver los papeles que nos digan que realmente está adentro pagando por lo que hizo, dijo la madre. Cuando vea eso vamos a gritar al cielo que se hizo Justicia y que está realmente detenido.
Agradeció a los jueces y secretarios judiciales que con mucha humanidad la ayudaron a entender los trámites judiciales para no decaer en su lucha.
Entre lágrimas mientras recordaban a su hijo, el padre Goyo Ledesma, apoyado en un carrito ortopédico que usa para movilizarse, dijo que el choque provocado por Canteros les arruinó la vida como familia y particularmente a él lo dejó muy mal, al punto de perder su capacidad motriz entre otras afecciones. Antes del accidente yo estaba muy bien de salud. Con 62 años yo jugaba al fútbol todos los fines de semana en el Club de Educación. Estuve internado 15 días y dos años y medio en cama casi sin poder levantarme. Después hice otros dos años y medio de kinesiología. Hoy solamente puedo moverme con la ayuda de este carrito, se lamentó.
Recordaron a Falu y comentaron que luego que Goyo empezó a recuperarse, era difícil llegar al cementerio y en silla de ruedas agacharse frente a la tumba. Era un chico divino, yo aún lo siento como si todavía estuviera con nosotros, dijo su mamá.
La fortaleza para atravesar el duelo y seguir de cerca la causa la tomé de Dios y Jesús misericordioso. No obstante, destacó que si no teníamos a nuestra hija ya no íbamos a tener ganas de vivir.
Consultada sobre si alguna vez tuvieron contacto con el conductor o con alguien de la familia Canteros, indicaron que jamás vinieron a hablar con nosotros. Ni siquiera se acercaron a pedir disculpas por lo que había hecho su hijo.
Si bien piden que el condenado esté los cuatro años en prisión, saben que tal vez en dos años vuelva a estar en la calle. A pesar de ello se mostraron conformes con el fallo. Tenía que hacerse Justicia. No puede ser que cualquiera, alcoholizado, agarre un auto, termine matando y quede en libertad, subrayaron.
Es un gran alivio. Por fin Falu va poder descansar en paz, dijo María Cristina, quien a los 13 años perdió a su único hermano.
El hecho por el que Matías Canteros fue a juicio estuvo relacionado a un siniestro vial, ocurrido en avenida Quaranta y el puente sobre el arroyo Mártires de la capital provincial. Al mando del automóvil y con una alta graduación alcohólica en sangre, se cruzó de carril y embistió al chevrolet Corsa en el que viajaba la familia Ledesma (padre, madre, hijo, hija y un nieto).
Aquel día veníamos en el auto con mi señora, mi hija, mi nieto y mi hijo que iba al lado mio. Veníamos despacio y de repente vemos que se acerca un automóvil sin luces a gran velocidad. Mirá ese loco papi, fue lo último que me dijo antes del accidente.
María Cristina, la hija que entonces tenía 13 años, recuerda que tras el impacto el Corsa dio cinco trompos. Salía humo y pensó que el auto podía incendiarse. La madre perdió el conocimiento y adelante, el padre y Falucho quedaron entre los hierros retorcidos. Él quedó prácticamente recostado sobre el hombro de su padre. Le tomó el pulso: sentía como se iba.
El automóvil fue hurtado
Yolanda rememoró que el automóvil que conducía Canteros era de un policía. Él lo había comprado para poder llevar al médico y cuidar mejor a su esposa, que padecía de cáncer. Por aquellos días el oficial había dejado el Renault 19 en el taller electromecánico del padre de Matías Canteros. Este lo tomó de allí y después de haber bebido, salió y nos chocó, dijeron los Ledesma.
A Goyo le avisaron cinco días después que su hijo había muerto. Tuvo fractura de cadera y de fémur que le provocó un acortamiento de pierna. Hoy sigue en rehabilitación kinesiológica. Hoy y de por vida. Debe tomar medicamentos que valen 5 mil pesos mensuales, a lo que se sumó la insulinodependencia. Todas son secuelas de aquel accionar al volante del condenado.
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