Oriunda de Eldorado, la doctora Verónica Bergottini triunfa en el país con su innovadora propuesta: crear productos textiles de bajo impacto ambiental. Verónica supo unir sus dos pasiones: la ciencia y la moda. Le costó mucho, porque recorrió varias ciudades antes de afincarse y encontrar en la moda sustentable un lugar donde desarrollarse por completo.
Bergottini es Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Neuchâtel (Suiza), y en la actualidad estudia Diseño de Indumentaria en la Escuela Argentina de Moda y en la actualidad lleva adelante el emprendimiento llamado BioTex.
Nació en Eldorado y en una comunicación con Eco&Agro recorrió parte de su vida profesional. Esa que comenzó en el 2002, cuando ingresó a la carrera de Genética en Posadas. Desde el inicio se destacó en el ámbito académico, con diferentes proyectos de investigación en microbiología agrícola.
Por eso, sus seres cercanos no se sorprendieron cuando obtuvo una beca de investigación en la Universidad de Neuchâtel, Suiza, que se interesó en potenciales inoculantes microbianos para la yerba mate.
Luego de cuatro años de investigación y ya con el doctorado en la mano decidió volver a Argentina, más precisamente a su ciudad natal, Eldorado. Desde el 2015 hasta el 2017 repartió currículums en diferentes organismos provinciales y delegaciones nacionales, pero no tuvo éxito y ante una buena oferta laboral debió partir. Esta vez a Buenos Aires para incorporarse a una planta de biotecnología y allí todo cambió. Al mismo tiempo empezó a estudiar la carrera de Diseño en indumentaria, en la Escuela Argentina de la Moda.
Estaba en el primer año y justo se abre un concurso en la escuela sobre moda sustentable y la idea era desarrollar un prototipo teniendo en cuenta los puntos de moda, los neotextiles. Entonces comienzo a investigar los proyectos y me encuentro con gente que trabaja en biotecnología, desarrollando textiles a partir de microorganismos. Para mí fue buenísimo porque era un área donde podía incursionar porque ya lo conocía, comentó.
Respecto a BioTex, Bergottini explicó que es mi emprendimiento de biomateriales para la moda y el diseño. Está inspirada en la biofabricación, nueva corriente del diseño sustentable que propone a los microorganismos como las futuras fábricas textiles, la idea es ofrecer al mercado biomateriales de origen microbiano utilizando desechos agroindustriales como materia prima para propagar los microorganismos.
El desafío consiste en transformar la materia viva (un biofilm bacteriano, micelio fúngico o un consorcio de bacterias y levaduras), en materiales aptos para confeccionar prendas, accesorios y otros artículos de diseño. La producción de estos biotextiles tiene un muy bajo impacto ambiental debido a que la propagación de los microorganismos requiere de pocos insumos y puede realizarse sin consumir energía, señaló. Por el momento, Bergottini realiza la producción de manera artesanal, en su casa así es como nacen las grandes revoluciones, remarcó.
Biotextiles
Bergottini comentó que definiría los biotextiles como una tela que posee fibras o polímeros sintetizados por células vivas. Organismos como algas, bacterias, hongos y levaduras producen estos biomateriales que pueden ser utilizados para confeccionar desde prendas hasta objetos. Estos microorganismos pueden o no estar modificados genéticamente.
En BioTex busco utilizar biomateriales de origen microbiano para confeccionar carteras, sobres y accesorios. El biopolímero que actualmente empleo es la nanocelulosa bacteriana. Esta se produce por bacterias que viven en asociación simbiótica con levaduras. Una vez cosechado, secado y tratado, el biomaterial adquiere un aspecto similar al del cuero y posee la ventaja de que es biodegradable y compostable, afirmó.
Comentó que la producción de estos textiles tiene un menor impacto en el medio ambiente. La idea es emplear a los microorganismos como microfábricas de materiales. La producción biotecnológica de materiales permitiría una mayor eficiencia, mayor velocidad y un mejor aprovechamiento del espacio físico en comparación a la producción tradicional de fibras sintéticas, naturales y al cuero animal.
La misionera cerró contando sus próximos desafíos, que incluyen materia prima como la yerba mate, caña de azúcar y almidón de mandioca. Estoy experimentando con residuos industriales ricos en azúcares; estoy probando con extracto de malta (desecho de la industria cervecera) y apunto a lograrlo con otros obtenidos del vino y la yerba mate, caña de azúcar y almidón de mandioca. El objetivo es evaluar con cuál de esos descartes puedo alcanzar un mayor crecimiento, concluyó.
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