En 2016 Carlos González recibió en Iguazú tres impactos que le provocaron fractura de cráneo. Al verlo sufrir, el presunto autor le cortó el cuello. Un joven de 21 años deberá ir a juicio por un sangriento homicidio perpetrado hace casi dos años en esta ciudad. La víctima, de 39 años, fue hallada sin vida, con tres hachazos en la cabeza y signos de haber sido degollada.
Así lo resolvió en las últimas horas el Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, a cargo del juez Martín Brites. El crimen, que conmovió a gran parte de la comunidad local, se registró el miércoles 14 de septiembre de 2016 en la humilde vivienda del fallecido, situada en la populosa zona de las Dos Mil Hectáreas.
En ese lugar las autoridades hallaron el cadáver de Carlos Luciano González Urbieta. Estaba masacrado y tendido en una cama, sobre un enorme charco de sangre. Fue el mismo sospechoso quien alertó a los uniformados.
Llegó angustiado a la comisaría Tercera, donde aseguró que todo fue producto de una pelea y que solo intentó defenderse. Los investigadores, luego de analizar la escena, determinaron que luego de golpear a la víctima con el hacha, el acusado notó que agonizaba. Fue entonces que decidió cortarle el cuello con el fin de evitarle mayor sufrimiento. El imputado recibió la prisión preventiva por el delito de homicidio simple. Con esa misma calificación ahora deberá sentarse en el banquillo de los acusados.
La versión del imputado
El terrible episodio llegó a oídos de la Policía cerca de las 0.20 de ese miércoles, cuando el ahora imputado se presentó en la mencionada dependencia policial y manifestó que se defendió de un vecino a quien dejó gravemente herido.
Ese dato movilizó a los efectivos, quienes de inmediato se trasladaron hasta una chacra de las Dos Mil Hectáreas, una zona de difícil acceso ubicada a unos cinco kilómetros del casco urbano de Puerto Iguazú.
Una vez allí, los pesquisas ingresaron a la vivienda y al llegar al dormitorio observaron, tendido sobre la cama, el cuerpo sin vida de la infortunada víctima, quien se desempeñaba como cuidador de la propiedad.
Los investigadores determinaron que el dueño de casa primero fue brutalmente golpeado en la cabeza, con un hacha, con la cual le ocasionó fractura de cráneo. Los golpes fueron de tal gravedad que la víctima cayó tendida, sin posibilidades de defenderse.
El verdugo, lejos de detenerse, tomó un arma blanca, al parecer un cuchillo, y lo degolló. Nunca quedó claro el motivo de la discusión que desencadenó en el crimen.
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