La lucha que las mujeres iniciaron hace ya algunos años por los derechos y el respeto al género, para hacer visibles las problemáticas que enfrentan en distintos ámbitos de nuestra sociedad, va logrando su efectividad, aunque todavía haya mucho por hacer en materia de violencia, femicidios, igualdad de oportunidades laborales y salariales, entre otros.
El #8M o Paro Internacional de Mujeres, como se conocen las acciones que se iniciaron en marzo y que tendrán hoy su jornada principal, suman este año un tema de debate que -si bien viene siendo reclamado desde hace ya mucho tiempo- en este 2018 consiguió la posibilidad de discutir en el Congreso nacional el aborto legal, seguro y gratuito.
Es un signo de haber conseguido mayor visibilidad de los reclamos que habilitan el tratamiento oficial de los temas de agenda del colectivo femenino.
Las huelgas de mujeres se remontan a 1975 con el paro que un grupo de islandesas hizo en reclamo por conseguir la igualdad salarial que, hasta el presente, no se logró. A las consignas que vienen motorizando la lucha de las mujeres, como #niunamenos, en este 2018 se movilizarán además contra los femicidios, la brecha salarial, el acoso, la violencia machista, la limitación de ascenso laboral en el interior de las organizaciones y la desigualdad en las sociedades patriarcales.
En cada región del mundo se expresa de una manera diferente, donde las mujeres pueden obtener el protagonismo en la lucha. Hasta en el mundo del espectáculo se sostuvo con más fuerza la batalla del respeto al género, como ocurrió con el #metoo en los Estados Unidos.
No es suficiente con la declamación, con un asueto, un ramo de flores o una expresión de felicidad en el Día de la Mujer. Hace falta mayor compromiso individual, político y en conjunto como sociedad para erradicar cualquier hecho de discriminación o violencia hacia la mujer, que ponga en riesgo la vida misma.
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