Tiene 57 años y responderá por daños y amenazas. En julio pasado arremetió contra la máquina, al parecer, tras una racha negativa. Los empleados no pudieron frenarlo.Nunca quedó claro si el hombre quedó sin dinero o si la suerte le era esquiva y por esos motivos, u otros que se desconocen, se enfureció. Lo cierto es que ese sábado 8 de julio de 2017 el apostador se descargó contra una máquina tragamonedas.
Fuera de sí, el cliente de la casa de juegos destrozó la pantalla y la botonera del aparato, ante la atónita mirada de quienes se encontraban en el local, en pleno microcentro de Puerto Iguazú. Menos de un año después, la Justicia provincial determinó que vaya a juicio oral y público por ese insólito y llamativo comportamiento, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN.
El caso tuvo lugar aquel día por la noche en un local emplazado sobre la avenida Victoria Aguirre, entre las calles Gustavo Eppens y Bonpland. La sala de juegos estaba repleta cuando la atención de los presentes se enfocó en una de las máquinas. Allí, el protagonista de la historia comenzó a golpear el tragamonedas, quizás conmovido por la racha negativa de la que era protagonista.
Un encargado del lugar primero intentó dialogar con el irascible sujeto, quien lejos de desistir de su actitud, continuó golpeando la máquina hasta dejarla inutilizable, tal como consta en la causa que luego tendría el acusado ante la Justicia.
Ante semejante situación, otros empleados se sumaron al intento de apaciguar al violento hombre, quien esta vez comenzó a proferir amenazas. Temerosos de que todo pasara a la violencia física, desde el Casino llamaron a la Policía.
El apostador no sabía que perder dinero iba a ser lo único que la mala suerte le tenía reservado para esa noche. Efectivos de la comisaría seccional Primera no tardaron en llegar al lugar y apresarlo. Terminó la jornada sin un peso y, encima, encerrado en una de las celdas de esa dependencia.
Al tratarse de un delito menor, fue excarcelado horas después, aunque terminó imputado por el delito de daños y amenazas.
En las últimas semanas, aquello que parecía apenas un acto de rebeldía contra el sistema de juegos terminó de transformarse en una pesadilla para el acusado.?Sucede que el magistrado Martín Brites, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, resolvió que la investigación estaba cerrada y elevó la causa a juicio.
En razón de que las penas previstas para ese tipo de delito no superan los seis años, el apostador finalmente deberá responder ante el Juzgado Correccional y de Menores, en este caso y por cuestiones de jurisdicción, de Eldorado.
En el debate oral y público saldrán a la luz las motivaciones que llevaron al apostador a perder el control y reaccionar de la manera en que lo hizo. Se sabrá también qué pena le impondrá la Justicia provincial por aquella secuencia de violencia e infortunio. Al final de cuentas, el hombre seguramente confirmará que no vale la pena arriesgarlo todo en la mesa del azar. Se puede perder el dinero, la libertad e incluso, mucho más.
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