Los seres humanos somos criaturas emocionales. Sin embargo, aunque las emociones sean un regalo divino, no es aconsejable dejarse arrastrar en la inconsciencia por la energía que desencadenan. Sustentar decisiones sobre arranques emocionales tiene mucho de temerario. Vivimos en un océano lleno de emociones, pero de nosotros depende gestionarlas correctamente y guiar toda su fuerza a favor de lo más positivo y hermoso de la vida.
Las emociones nos predisponen a la acción. Esto quiere decir que, de la forma como las manejemos dependerá el impulso que le imprimamos a nuestros proyectos. Puede que nuestras emociones sean la gasolina que activa el motor de nuestra acción pero también, si elegimos de forma incorrecta, otras emociones pueden convertirse en una melaza que con su viscosidad paralice nuestro motor e imposibilite que avancemos en la dirección que queremos.
La pregunta es ¿desde qué estado emocional inicias tus proyectos? Si comienzas tu emprendimiento desde el miedo, es probable que no logres divisar todas las oportunidades que se plantean ante ti y pronto sufras de parálisis por análisis (pensar y pensar demasiado sobre algo pero sin llegar a accionar).
Continuará…
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