Es una de las nuevas enfermedades del Siglo XXI. El miedo irracional a estar sin el teléfono móvil es un trastorno cada vez mayor en el mundo entero. PRIMERA EDICIÓN dialogó al respecto con el doctor Carlos Báez.La nomofobia es una de las enfermedades del siglo XXI que llegaron junto con el desembarco de las nuevas tecnologías a nuestras vidas. Se trata de un trastorno que sufre, sin saberlo, una destacada parte de la población argentina y por supuesto mundial.
Cuando uno se olvida el celular en su casa o se queda sin batería, una sensación de ansiedad lo invade y le hace desear intensamente el momento en que pueda volver a su hogar o llegar a un lugar donde enchufar el teléfono a un interruptor: ahí estamos ante un caso típico de nomofobia.
La nomofobia es el miedo irracional a estar sin teléfono móvil. El término proviene de nomophobia, acrónimo de no-mobile-phone-phobia.
La dependencia al dispositivo electrónico genera una infundada sensación de incomunicación en el usuario cuando éste no puede disponer del celular, bien porque lo dejó olvidado en casa, bien porque se agotó su batería o está fuera de cobertura, entre otras interferencias.
Es por eso que siempre es aconsejable, ante cualquier duda, consultar con una persona especializada en dependencias, adicciones y en el tratamiento de la seguridad personal o la autoestima.
Por ello, PRIMERA EDICIÓN dialogó con el subsecretario de Adicciones y Control de Drogas, del Ministerio de Salud Pública de Misiones, Carlos Báez. El pediatra e inmunólogo brindó un detallado panorama al respecto de esta nueva enfermedad.
Palabra autorizada
Primero que nada vale resaltar que la explosión tecnológica que vivió el mundo en estas últimas décadas impactó de lleno en los seres humanos, solucionándoles innumerables problemas y acercándonos casi todo al alcance de la palma de la mano, con las computadoras y celulares a través de internet primero y luego con la llegada de las redes sociales, resumió Báez.
El doctor continuó con su introducción a este apasionante tema como es la nomofobia explicando que estas soluciones, como todo, también trajeron aparejadas varios dudas, incógnitas y dilemas. Uno de ellos fue algo que nosotros, los médicos, no previmos con este inusitado avance de la tecnología: que nuestro cerebro se estructura y aprende de acuerdo a las experiencias que registra, bien porque te enseñan tus padres, familiares y mayores, o bien en la vivencia cotidiana del ser humano.
En ese sentido, primero la computadora y ahora los teléfonos celulares han ido incorporando en el ser humano una nueva estructura cerebral que va a cambiar sus respuestas, en especial en los jóvenes pertenecientes a estas nuevas generaciones.
Éstas leen poco, mucho menos que antes, y su entorno gira en las redes sociales, donde se prioriza lo visual sobre lo escrito. La escritura es muy poca, deficiente y a la vez corta, enumeró.
Producto de los tiempos modernos
Entonces, básicamente la nomofobia es una enfermedad nueva producto de estos tiempos modernos.
Antes uno con tener un celular que pueda llamar a cualquier lado o enviar un mensaje común alcanzaba. Ahora uno quiere que el teléfono tenga todas las herramientas y los últimos avances tecnológicos posibles: cámara fotográfica, filmadora, internet, redes sociales, aplicaciones varias, whatsapp, entre otros, explicó Báez.
Así, ante este nuevo panorama y con un teléfono más tecnológico, cuando a uno se le comienzan a sumar los mensajes en whatsapp, messenger, Instagram e inclusive Facebook, entra la desesperación por contestar todos los mensajes y en todas las redes sociales, ya que uno cree que el otro está esperando nuestra respuesta inmediata.
¿Entonces, que pasa? Ahí comienza el inicio del uso indebido del celular, ya que comenzamos a utilizar más tiempo de lo debido el móvil para obtener la misma satisfacción. Comienza la desesperación ante la falta de señal o de carga del celular, de crédito, el consumo de batería o un punto de conexión para cargar el aparato, entre otros síntomas, diagnóstico el médico.
También recordó que hay otros efectos físicos a tener en cuenta producto del indebido uso del móvil, como cefaleas, mareos, dolores de vista, de espalda y contracturas, debido al prolongado tiempo de uso.
Recomendaciones
Ante estos síntomas, fundamentalmente hay que estar alerta, sensibilizar a toda la sociedad. No solo a los jóvenes, sino también al adulto. Hay cuestiones urgentes y otras no tan urgentes que hacen que uno tenga que dejar de lado el teléfono celular. Nada reemplaza a las conversaciones personales. Se deben retomar las conversaciones y el contacto persona a persona. Eso se debería enseñar a los jóvenes y recordar a los adultos este tipo de contacto, resaltó Báez.
A tener en cuenta
Entonces, ¿cómo se puede contrarrestar este excesivo uso de la tecnología, sobre todo del celular?
A lo que el profesional reseñó: Debemos hacer básicamente lo mismo que hicimos los adultos cuando llegó a nuestras vida la televisión por cable, ya que pasamos de tener dos o tres canales a 130 las 24 horas. Primero hubo una sobredosis de TV, para luego utilizarla pocas horas y en lo que a uno le gusta. Bueno, con el teléfono móvil pasa lo mismo. No debemos abusar de él, por más herramientas o tecnologías a nuestro alcance que nos ofrezca. Los adultos debemos definir para qué cosas nos sirve el celular: para comunicarnos, ubicarnos, estudiar, aprender, etcétera. Y de ahí en más, enfocarse en esas áreas en forma mesurada, y transmitirles eso a los jóvenes, reseñó.
El hogar, un lugar de enseñanza y aprendizaje
El subsecretario de Adicciones y Control de Drogas dejó en claro que en el hogar uno debería tomar algunas medidas como no utilizar el celular a la hora del almuerzo, en reuniones familiares, a partir de determinada hora de la noche y durante el estudio, salvo que sea complemento y material de consulta.
En el seno familiar se debe buscar metodologías y que los mayores sean los primeros en aplicarlas, ya que los chicos y los jóvenes copian y automáticamente retransmiten ese mensaje en otros ámbitos, aconsejó Carlos Báez.
Dos generaciones unidas
Los adultos jóvenes y los adolescentes son los más propensos a sufrir de nomofobia. El adulto joven está encandilado por las nuevas tecnologías y avances que tiene al alcance de su mano y pasa largas horas frente a la pantalla de su smartphone, mientras que los adolescentes suelen usar por varias horas las redes sociales. Son sus lugares favoritos de interacción.
Con fuerza de ley
El año pasado, el doctor Carlos Báez presentó un proyecto de ley ante la Cámara de Representantes de la Provincia sobre Medidas de Prevención de Adicciones a Internet y Nuevas Tecnologías.
Dicho programa tiene como objeto prevenir, diagnosticar y tratar patologías vinculadas al uso excesivo e incorrecto de Internet y nuevas tecnologías, como el teléfono celular.
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