Alejandro Roberto Klinchuk – Posadas (Misiones) Señora Directora: El pasado 6 de marzo de 2018, después de volver de andar por muchos lugares donde realicé trámites, más o menos alrededor de las 11 de la mañana no encontré mi auto en el lugar que yo suponía lo dejé estacionado.
Soy una persona grande y con varios ataques de salud. Era en la zona de las calles Jujuy y Salta. Ya alarmado, recurro al policía que estaba en la esquina, preguntándole si no se lo llevó la grúa y lo puse al tato de mi salud. Primero, me dijo que me quedara tranquilo que él me ayudaría a buscarlo.
Recorrimos San Luis hasta Entre Ríos, por su sugerencia, aunque yo estaba seguro de que lo dejé sobre Jujuy, hacia Mitre. Después de caminar varias cuadras bajo el sol y siempre con la postura tranquilizadora del agente, dimos con el vehículo.
Él no me dijo, yo le pregunté su nombre. Se llama Gastón Amarilla y su comportamiento hacia mí me conmovió. En tiempos que los integrantes de esta franja etaria muchas veces, somos muy mal atendidos, hasta agredidos, a través de estas líneas quiero destacar, agradecer y desearle a este joven agente un lindo futuro en las fuerzas policiales; y, a la vez, creer también que no todo está perdido.
Que Dios lo bendiga.
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