Edificios ultramodernos junto a otros de los siglos XVIII y XIX, así como de la época soviética. Unos cuantos pasos en una dirección distinta, en lugar de un barrio de una ciudad moderna, puede encontrarse paseando por una antigua calle llena de edificios prerrevolucionarios.Ekaterimburgo es un lugar místico. Creció de la nada a partir de un pueblo de mineros para convertirse en la tercera ciudad más importante de Rusia y sede del segundo partido del próximo Mundial de Fútbol, el viernes 15 de junio, a las 14, entre Egipto y Uruguay. Durante mucho tiempo fue un territorio cerrado, pero hoy se ha transformado en una metrópoli llena de misterios que parece vivir en varias dimensiones a la vez.
Es un importante centro industrial y una de las principales estaciones del Transiberiano. El primer emperador de Rusia, Pedro I, fundó la ciudad en 1723. Durante la Segunda Guerra Mundial, fueron evacuados a este lugar la colección del Museo Estatal del Hermitage y el Teatro del Arte Chéjov de Moscú.
Entre los lugares que valen la pena visitar, generalmente, los viajeros consideran como imperdibles: una estela simbólica que representa la frontera entre Europa y Asia (en el kilómetro 17 de la carretera de Moscú) y el lugar donde se asesinó a la familia real de los Románov. Sin embargo, hay mucho más.
Si usted es de quienes se pierden, la ciudad le ofrece la Línea Roja peatonal que recorre los principales lugares del centro, desde el edificio más antiguo hasta las mansiones más legendarias y los museos.
En Ekaterimburgo hay más de 50 museos. El objeto de exposición más famoso de todos es el Gran Ídolo de Shigir, la escultura de madera más antigua del mundo, que demuestra que en los Urales vivía gente que hacía esculturas 5.000 años antes de que se construyeran las pirámides egipcias.
Un dato curioso de la ciudad es que hace unos años entró en el Libro Guinness de los Récords como la ciudad con el mayor consumo de mayonesa por persona del planeta, factor que viene en gran medida determinado por la gastronomía local.
El plato estrella son los pelmeni de los Urales (una especie de ravioli), a los que los ciudadanos profesan un amor tan apasionado que incluso llegan a preparar pelmeni gigantes periódicamente.
Si le gustan los misterios, existen muchos lugares misteriosos en Ekaterimburgo. Por ejemplo, la Colina de la Ascensión se ha vuelto un lugar sagrado, ya que es donde se asesinó al último zar de Rusia y uno de los secretos más espeluznantes está relacionado con unas mazmorras secretas, construidas y habitadas por el comerciante Rastorguev y los Antiguos Creyentes, cisma de la Iglesia ortodoxa rusa ocurrido en el siglo XIX. El misterio de estas catacumbas todavía no ha sido resuelto, ya que los planos de las mazmorras no se han conservado.
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