La inflación se le presenta esquiva y rebelde al formato político y económico de Cambiemos.
En un acto de rebeldía y de ruptura histórica allá por 2016, Mauricio Macri contradijo sus propios principios de achique estatal y dividió la cartera de Economía. Echó a Alfonso Prat-Gay, uno de los pocos hombres que echaba algo de luz, y fundó las carteras de Hacienda y la de Finanzas con dos de sus alfiles a la cabeza. Nicolás Dujovne y Luis Caputo se sumaban así al equipo económico gubernamental, que a esas alturas tenía a Federico Sturzenegger (Banco Central) y a Marcos Peña (Gabinete) como cabezas visibles en la toma de decisiones.
Pero en poco tiempo los cuatro fantásticos se dejaron llevar por cuestiones viscerales y la economía argentina pasó a depender más de los egos que del tecnicismo que requiere.
Así las cosas y mientras entre los cuatro buscan ocultar las internas, Sturzenegger maneja su cuota interviniendo (o no) en la composición del precio del dólar. Dujovne recibe en su domicilio a la titular del Fondo Monetario Internacional para explicarle su visión de la economía. Caputo genera deuda a corto, mediano y largo plazo comprometiendo a este y los futuros gobiernos. Todo mientras Peña intenta amalgamar ese entramado que, de acuerdo a sus definiciones, responde a los intereses de la Casa Rosada.
El resultado es una inflación en ascenso y consistente que se nutre mes a mes de las actualizaciones tarifarias de los servicios públicos, las prepagas, la telefonía, los alimentos y bebidas, la indumentaria y la flotación de precios en productos tan sensibles para la cadena de precios como el combustible.
Jorge Todesca, el titular del INDEC, echa por tierra todos los meses las estimaciones y las estrategias de los cuatro fantásticos cuando anuncia el índice inflacionario y achica el margen para lograr la meta oficial que este año pasó del 10 al 15% (conferencia de prensa mediante) con escasas probabilidades de éxito.
Convendría que el equipo económico del macrismo revea las estrategias. El país en general y las economías regionales en particular necesitan que el proyecto se nutra de los mejores técnicos y no de los particulares y torpes egos.
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