Dr. David Manuel Rebatta Ovalle – Médico – San Ignacio (Misiones) Señora Directora: Ha desaparecido la vieja cruz del cerro Tejú Cuaré. Hasta dicen que se ha vendido el cerro. Realmente es insólito que después de 20 años nadie la haya levantado. Al consultar a varias personas de la zona sobre la misma, me dijeron que un grupo de exorcistas macumberos alcoholizados un buen día la inclinaron hasta acostarla. Nunca más, desde debajo de los 365 escalones, se la vio.
Surgen múltiples versiones, pero es menester que alguna autoridad tome cartas en el asunto y vuelva a levantarla, ya que era un ícono para los turistas y un orgullo para los vecinos. Alguno de ellos, relatan que hace 100 años, los viejos artesanos como el carpintero Guerrero- la hicieron en cerne de Lapacho; y con mucho sacrificio varias personas ayudaron a levantarla. Eran épocas florecientes de la yerba en San Ignacio; estaban los DE Nobles, Germàn Dras, los Fito Bosës, los DE Andrès Hadad, los Clemorinis, los Galiardis y don Julián Millàn
en fin, tanta gente que formaba parte del acervo cultural y turístico de nuestra zona.
Los turistas que pasaban por el río, que en aquel entonces era no contaminado, navegable con frecuencia, se persignaban en sus naves en su viaje al Iguazú. Hasta se veía hidroaviones u otras naves que sacaban fotos a este peñón llamado también Reina Victoria-, único en la provincia y en la región. Es un monumento natural desde el que se visualiza Paraguay, Posadas Encarnación y los pueblos cercanos de aquí: Santa Ana, Corpus, Candelaria, Santo Pipó. También se ve muy bien desde allí la cueva de los lagartos y la casa de piedra del lugarteniente de Hitler, Martín Borman, en el Ozununú.
La verdad, del mejor de los miradores naturales,
La Cruz no está y desapareció. Nadie sabe dónde está. Traté de recuperarla y múltiples personas relatan cosas diferentes: por ejemplo, que hay que pedir permiso a Ecología, Turismo, Fomento, Parques Provinciales. En fin, nadie da una solución; exceptuando el intendente Esteban Romero, quien dijo se abocaría al Parque Tejú Cuaré y al famoso mirador, que siempre fue un orgullo para todo aquel que subiera a contemplar el paisaje, el barco hundido, el puerto Aurora y el puerto Sequeira, a la deriva, del que tanto nos habló nuestro querido escritor Horacio Quiroga.
Las dos últimas versiones que hemos recibido al respecto, francamente ¡sorprenden! Dicen: que el camino de acceso terrestre está bloqueado; que ahora, ese cerro del Tejú Cuaré pertenece a manos privadas, aparentemente un arquitecto/ingeniero de Oberá, el cual tendría que dar su consentimiento. Dicen también que la cruz con su pedestal de concreto, entre varias fue arrojada al monte de helechos enanos, las fragantes orquídeas, helechos gigantes también retratados por Quiroga en su búsqueda y catálogo de planta nativas.
Esperemos que no pasen otros 20 años. Esperemos que este grupo del Anticristo el mismo que se opuso a la colocación de la Cruz que hoy en día se encuentra en el Cerro de Santa Ana- no siga determinando el futuro de nuestro patrimonio. El párroco de nuestra localidad, paí Eugenio, desearía celebrar la misa de Semana Santa allí, tal como se acostumbraba, entre candelabros y antorchas; un espectáculo tan significativo y atrayente como el que vamos a disfrutar en las ruinas, con Jairo y Baglietto, este 29 de marzo.
La venta y explotación depravada de nuestra flora, fauna y monumentos históricos, no siga haciendo daño al sentir, a la historia y a la vida de nuestro suelo. Es un accionar inconstitucional e irracional. Aprovechemos este sentimiento religioso de Semana Santa para que todas aquellas personas de fe no sean burladas por los que tienen poder.
¿Qué opina Ud.?
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