Blanquear los dientes es una cuestión principalmente estética, pues el color de los dientes no tiene que estar precisamente ligado a la salud de los mismos, aunque en algunos casos sí está relacionado con enfermedades que deterioran la salud de la boca. Es un procedimiento mediante el que se aplican productos químicos que actúan sobre el esmalte dental eliminando manchas y reactivando su blanco original, pero no funciona igual en todos los pacientes ni produce los mismos resultados.
Causas del oscurecimiento de dientes
Fumar es uno de los hábitos que influyen más negativamente en la salud bucal además de producir la coloración amarillenta característica de los fumadores y acelerar la aparición de caries. La ingesta de bebidas colorantes como el té y el café también contribuye a amarillear los dientes, pero estas manchas suelen responder bien a los blanqueamientos. También una incorrecta higiene dental favorece el oscurecimiento de los dientes mediante la acumulación de residuos que se filtran en las capas superficiales del esmalte y una alimentación inadecuada con abundancia en alimentos azucarados o gelatinosos como caramelos que se pegan al esmalte de dientes puede deteriorarlos.
Remedios caseros para el blanqueamiento de dientes
La primera recomendación es no abusar de estos remedios, dado que un exceso en alguno puede llegar a producir un efecto contrario a los dientes.
La cáscara de plátano es un remedio muy usado para este tipo de problema. Después de cepillarse los dientes hay que frotarlos con ella por 3 minutos y cada día después de lavarse los dientes hasta lograr ver los resultados. Las fresas son otra opción: frotarse los dientes con la pulpa de una fresa puede ayudar dado que contiene ácido salicílico que ayuda a combatir el sarro y no daña el esmalte. El bicarbonato de sodio es un remedio muy popular y antiguo. Se puede usar de varias formas: una mezclándolo con el dentífrico y cepillarse normalmente. Otra es mezclar dos cucharas del bicarbonato de sodio en un vaso de agua y usarlo como un enjuague bucal. El bicarbonato puede llegar a dañar el esmalte, así que no se recomienda usarlo más de dos veces al día ni usarlo por tiempo prolongados superiores a las tres o cuatro semanas.
Fuente: mundoasistencial.com
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