El homicidio de la concejala y activista asesinada el pasado miércoles por la noche en la ciudad carioca causó una enorme conmoción en Brasil y una fuerte repercusión internacional.
“Estoy con la sangre en los ojos para buscar justicia. No voy a descansar hasta que eso no sea resuelto”, sentenció Anielle Silva, hermana de Marielle durante el encuentro, que estuvo precedido por una ceremonia ecuménica.
En cuanto a las personas que, según dijo, difundieron en los últimos días noticias falsas sobre la concejala en las redes sociales, manifestó que “no van a destruir lo que mi hermana construyó. Le deseo luz a esa gente, porque están muy desinformados”. Además, en un acto simbólico, una placa de la avenida Río Branco, en el centro de la ciudad, en la que sólo figuraba el nombre de la calle, fue reemplazada por otra con su nombre.
En la descripción que acompaña su nombre, se lee: “Marielle Franco, 1979-2018: concejala, defensora de los Derechos Humanos y de las minorías. Cobardemente asesinada el 14 de marzo”, citaron medios locales y la agencia de noticias DPA.
El homicidio causó una enorme conmoción en Brasil y una fuerte repercusión internacional.
Desde el día en que la dirigente fue asesinada de cuatro balazos en la cabeza mientras viajaba en su auto de regreso de un acto, se sucedieron en todo el país masivas manifestaciones en su recuerdo. Para la próxima semana, hay convocadas nuevas marchas.
Todavía no hay detenidos por el hecho, que se sospecha pudo ser perpetrado por fuerzas de seguridad.
“Mujer, negra, de Maré (complejo de favelas en Río de Janeiro) y defensora de los Derechos Humanos”. Así se definía en sus redes sociales Marielle Franco, la concejala brasileña asesinada la semana pasada a los 38 años, destacando en primer lugar su color y género, su origen y la misión que eligió en la vida.
Franco era conocida por sus duras críticas a la gestión del gobierno brasileño contra la violencia, en concreto contra la intervención del Ejército en la seguridad de Río de Janeiro, y por su defensa de las mujeres.
Fue un evento traumático el que contribuyó a definir la trayectoria profesional de Franco: cuando hacía un curso de acceso a la universidad en un centro comunitario en Maré, una de sus amigas murió por una bala perdida durante un tiroteo entre policías y traficantes.
Eso provocó que se involucrase en la militancia por los derechos humanos.
Ahora, su asesinato despertó una ola de movilización social en Brasil. Franco, concejala del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), volvía de un acto político el miércoles pasado en Río cuando un automóvil se puso al lado del suyo y desde el interior dispararon hasta nueve veces.
La conmoción por el crimen, que se extendió a varias ciudades del país y de otras partes del mundo, tiene su epicentro en Maré, donde Franco creció. El complejo de favelas tiene casi 140.000 residentes y uno de los peores índices de desarrollo humano en Río.
Franco fue a la universidad, entró en política y “logró salir” de la favela, pero no la dejó atrás en su actuación política, resultando elegida como la primera concejala de la comunidad y convirtiéndose, para otros residentes, en un ejemplo de a dónde se puede llegar.
“Se lanzó como candidata en 2016 motivada por la necesidad de que las mujeres entren en política, por la necesidad de combatir el racismo, para demostrar que una mujer negra y de una favela puede y debe ocupar los espacios de poder”, dijo le Tarcísio Motta, amigo y compañero de partido de Franco, a BBC Brasil.
Eso es algo que se pudo ver en las manifestaciones que sucedieron a su asesinato.
“Ver a una mujer negra, pobre, de una favela llegar a donde llegó fue para nosotros una inspiración”, dijo Luiciana Bezerra, residente de Maré y educadora en la red municipal.
“Todo lo que la gente quiere es un espacio en la sociedad. Es tener acceso a la educación de calidad, a la salud. Cuando finalmente encontramos a alguien que nos representa, es muy triste ver a esa persona silenciada.
“Era un ícono para nosotros. Era nuestra voz, luchando por el pueblo de aquí, que sufre tanto”.
“Su muerte es también la muerte de un símbolo que la gente proyectaba”, dijo por su parte Lourenço Cezar, residente de Maré y profesor de geografía en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Duque de Caxias.
Cezar le dijo a BBC Brasil que la gente no pensaba que como concejala, fuera de la favela, “ella sería un blanco”.
En sus redes sociales, Franco cargaba contra la violencia de las fuerzas de seguridad.
La semana antes de ser asesinada, compartió denuncias de que policías del 41 Batallón de la Policía Militar de actuar con crueldad en la comunidad de Acari, “aterrorizando y violentando a los residentes”. Dijo que ese destacamento era “conocido como batallón de la muerte”.
“Otro homicidio de un joven que puede entrar en la cuenta de la Policía. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia. ¿Cuántos más tienen que morir para que esta guerra acabe?”, publicó el día antes de su asesinato.
A finales de febrero de este año, se convirtió en relatora de una comisión de concejales que acompaña el trabajo de militares en la intervención federal en el área de seguridad de Río.
Fuente: Telam y medios digitales
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