La nueva frase que algunos funcionarios han puesto de moda es: nada que aclarar ante las consultas periodísticas cuando se involucran en escándalos vinculados a sus gestiones en distintos organismos del Estado.
Quien la utilizó ayer ante un periodista de PRIMERA EDICIÓN fue el intendente renovador de Wanda, Felipe Jeleñ, por el escándalo que generó su secretario de Gobierno al intervenir en un operativo de control del tránsito en el que cayó el hermano y, según la denuncia que existe, se fugó al dar positiva la alcoholemia.
En todo momento, el alcalde de Wanda intentó minimizar un hecho grave (si se confirma y se consiguen los testigos que participaron esa misma madrugada del operativo policial). Cómo habrá sido de grave que el inspector que se encargó del control terminó realizando una exposición por las formas de proceder del secretario de Gobierno, Fredy Samudio.
Porque no es sano para ninguna administración gubernamental tener a secretarios que creen que la ley es solo obligatoria para los demás no para los familiares o para sí mismos.
Es de esperar que las represalias no recaigan sobre quienes cumplían su trabajo en el municipio. Más aun cuando el jefe del sector es nada menos que el acusado de interferir el procedimiento de control.
Sin dudas, son cada vez más los que ejercen un cargo público y se molestan cuando un medio de comunicación les pregunta por errores que cometen ellos o los que dependen de ellos. Después, incluso, se niegan a atender el teléfono o recibir a los trabajadores de la prensa que no hacen más que cumplir su labor.
Tal vez sea, porque están acostumbrados a determinados comunicadores, periodistas o animadores populares que solo los adulan. Si un presunto abuso de poder de un funcionario no es importante, habría que capacitar en Wanda sobre cultura democrática, leyes laborales, derechos de los trabajadores, entre otros aspectos.
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