Cada año, con la llegada de marzo se inicia un nuevo ciclo lectivo y con él todo un abanico de emociones, temores y ansiedades.
El ingreso de los niños a la institución escolar significa la primera salida oficial del núcleo familiar al mundo social, sin lugar a dudas una de las experiencias más significativas que todos los miembros de la sociedad atraviesan. Resultará revelador el paso por dichas instituciones ya que genera indudablemente subjetividades que cambiarán luego del baño de cultura.
Período de ambientación
El ingreso al Jardín despierta preguntas y ansiedades tanto en los padres como en los niños; los primeros suelen preguntarse: ¿se quedará solo sin llorar? ¿La seño le entenderá si le pide algo? ¿La seño podrá atender a tantos niños juntos? ¿Cuánto tiempo le llevará el período de adaptación?
El período de ambientación, con su esquema de permanencia horaria progresiva, permite a padres y niños familiarizarse paulatinamente con la nueva Institución y construir un vínculo, que se irá fortaleciendo con el paso de los días.
Es crucial que la Institución se prepare para este momento tan importante, debido a que es un proceso decisivo para los docentes y directivos. ¿Cómo será el grupo este año? ¿Podremos establecer un buen vínculo con los padres? Cada año plantea un nuevo desafío y muchos descubrimientos.
La Institución puede prepararse previendo actividades que faciliten el establecimiento de vínculos, juegos grupales, con material desestructurado, en algunos casos, inclusive puede plantearse la participación de los padres en algunos momentos. Se puede proponer también que los niños traigan algún objeto de casa, que les dará familiaridad entre tantas cosas nuevas.
La organización y previsión de la Institución facilitará la organización de la familia y en consecuencia la del niño.
En la medida en que se vaya desenvolviendo el proceso y los padres comiencen a sentirse más confiados y tranquilos podrán transmitir a los niños, seguridad y convicción. Una actitud atenta, comprensiva y firme a la vez ayudará, sin dudas, a atravesar este significativo período. Sabiendo que podrán aparecer algunas lágrimas en el momento de la despedida o a lo largo de la jornada como parte del proceso.
El momento del reencuentro, llegará con gran expectativa, se podrá compartir un helado, ir a tomar algo, mientras se cuentan las anécdotas del día, los descubrimientos y nuevas hazañas. Generando un espacio de recibimiento y acogida. Señalar el logro del niño al poder quedarse solo, será reconfortante y alentará a enfrentar la jornada venidera con buen ánimo.
Es central tener en cuenta que, a pesar de que la Institución suele plantear un esquema temporal para el período de ambientación, el tiempo que le llevará al niño y a su familia integrarse plenamente a la rutina escolar es subjetiva.
Las variables que se ponen en juego son diversas, el nacimiento reciente de un hermano, o la presencia de un embarazo en la mamá, mudanzas o algunos otros cambios importantes pueden resultar decisivos en el desenvolvimiento de este proceso.
Las comparaciones con otros niños no suelen ser de gran ayuda, ni para los padres ni para los niños. La paciencia y comprensión de la importancia de este primer paso en la escolaridad colaborarán a que resulte más satisfactorio para todos.
El momento de la despedida debe ser sin caras de angustia, expresando que el tiempo pasará rápido y que pronto estarán juntos nuevamente, la maestra para eso aplica técnicas de distracción. También es de gran ayuda mostrarles un reloj y decirle que cuando tal y tal aguja lleguen a ese número, ya estarán de nuevo juntos.
Cuando se reúnan se puede reforzar al niño, diciendo cosas como ¡Qué valiente que fuiste, has vencido tus miedos y te divertiste en la escuela! ¡El tiempo seguro pasó más rápido de lo que te imaginabas! Pero para que lo anterior tenga sentido, el niño debe percibir que la escuela es un lugar importante y valioso.
Niños de primario
Si bien estos niños ya conocen el funcionamiento de una escuela, sus normas y estructuras, el nuevo ciclo los enfrenta con otros desafíos. Las horas de juego, las rondas en la alfombra y canciones que caracterizaron al Jardín son desplazadas por bancos, pizarrón y cuadernos.
La distribución espacial, orientada hacia el pizarrón, muchas veces en bancos individuales donde deben permanecer por un cierto período de tiempo, marca una diferencia importante. El uso del cuaderno, a veces más de uno, también es un nuevo desafío.
Se puede observar en los niños que comienzan el primer grado que los hábitos aprendidos hasta el momento deben ser modificados, la escuela comienza su proceso de adoctrinamiento en donde se necesita que los estén sentados en las sillas mirando hacia adelante en el pupitre, conducta que hasta el momento no se le había pedido que realicen, con tanta insistencia.
Se puede conversar con ellos sobre las fortalezas o complejidades que atravesaron el año pasado; replanteando dificultades anteriores, poner en perspectiva y encarar los problemas desde otro lugar.
Terminada la jornada escolar, se puede compartir: ¿qué aprendiste hoy? ¿a qué jugaste en el recreo? ¿qué fue lo que más te gustó de la escuela? Poder hablar sobre sus vivencias ayuda a elaborar las angustias y ansiedades propias de los cambios y nuevos momentos. Es importante no focalizar en lo negativo (si lloró o no) sino concentrarse en los momentos que comente con alegría sobre los aprendizajes.
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