Todo parece indicar que Mauricio Macri volverá a exhibir hoy lo que mejor le sale desde que asumió: el discurso y la ciega determinación de que lo peor ya pasó.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundirá hoy las cifras de la pobreza y la indigencia correspondientes al segundo semestre 2017. En el Poder Ejecutivo prevalece la cautela, pero el anticipo de que el Jefe de Estado hará un anuncio sobre el tema dispara en el oficialismo un clima positivo.
El optimismo radica en que la última cifra oficial correspondiente al primer semestre del año pasado, había estimado la pobreza en un 28,6%. Y de acuerdo a los datos cerrados que se manejan en la Casa Rosada, ese número se ubicaría hoy en unos dos puntos menos, lo que en el vocabulario macrista significa una reducción de la pobreza y una oportunidad, de las muy pocas, de exhibir datos positivos reales.
Pero ese realismo es mágico porque en la contundencia de los datos bajar dos puntos la pobreza promediando la mitad del mandato debería, cuanto menos, sonrrojar a quien intente celebrarlo.
De hecho ayer el propio INDEC dio a conocer el costo de la Canasta Básica Total (CBT), que define el nivel de pobreza. El mismo se ubicó en febrero pasado en 17.537 pesos y aumentó 2,9% con relación a enero último, lo que advierte que hace falta casi dos salarios mínimos para escapar de la pobreza.
Por eso, por la contundencia de las góndolas y de lo que se advierte en las calles, es que celebrar un reducción de dos puntos -cuando todavía se está cerca del 30%-, es casi una invitación a la bronca.
Pero en el imaginario oficialista claramente valen mucho los crecimientos invisibles y esos recursos extraños de los que se vale el discurso mientras se sigue achacando a la corrupción anterior todos los males del presente y los que todavía están por venir.
Y es por ese solo argumento que al Gobierno todavía le resulta el discurso, ese que hoy hablará sobre un esperado descenso invisible.
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