En el marco de las actividades para conmemorar la Semana Santa, el sacerdote Gervasio Silva disertó en la parroquia Santa Rita sobre La Muerte de Jesús basándose en estudios realizados por grandes teólogos y jesuólogos de la iglesia católica.
La gran paradoja que significó la muerte de un hombre con el fin último de dar vida se reafirma cuando Silva explica que Jesús entendía su muerte como el inicio del nuevo y definitivo reino y este carácter final de su muerte está expresado en la última cena, pues en esta cena, Jesús no se ocupa solamente de su muerte sino también del reino que llega y adopta una actitud coherente con el anuncio del reino que llega a través de la humillación y el ocultamiento.
Jesús fue humillado no solo durante el juicio, sino también en la manera de matarlo, pues la crucifixión era para los romanos una de las formas más crueles y deshonrosas que existían. Era aplicada especialmente a esclavos y rebeldes políticos como una burla y una humillación. Por tal motivo, los ciudadanos romanos no podían ser sometidos a la cruz. Jesús fue crucificado como un rebelde político.
La prueba de esto se encuentra en el titulus crucis (título de la cruz) IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM. Jesús de Nazaret Rey de los Judíos, lo cual revela que aunque no era un líder político al estilo de los zelotes, los romanos sí lo consideraban un peligro por el movimiento que generaba en el difícil clima político de la Palestina de esa época. Por otro lado, los enemigos de Jesús bien pudieron valerse de esto para presionar a Pilato exigiendo que lo condenara.
Justifican la muerte
Los estudios sobre los Evangelios dan cuenta de esos momentos últimos de Jesús y, por ejemplo, Silva explica que otra cuestión distinta al porqué Jesús fue condenado por Pilato es la de por qué fue condenado por el Sanedrín. Los Evangelios nos muestran que son dos los elementos usados por el tribunal judío en el proceso que determinó su muerte: por un lado jugó un papel la cuestión mesiánica y por otro lado tuvo su importancia en esta definición las palabras de Jesús respecto al templo. Así les era posible demostrar que Jesús era un blasfemo y un falso profeta, para lo que la ley preveía la pena de muerte.
Finalmente, la condena como falso profeta coincide con determinadas acciones de Jesús como el quebrantamiento del precepto sabático, las leyes de la pureza y el trato que tenía con los pecadores.
¿Qué sabía Jesús?
En las narraciones de la Pasión hablan de cómo Jesús aceptaba su destino. Y no son solo relatos sobre cómo terminó colgado del madero, sino que son predicaciones realizadas con interés teológico. Al contar solamente con esas fuentes, resulta muy difícil definir cómo entendió Jesús su propia muerte, aunque una luz sobre esta dificultad la puso el teólogo franco-alemán Albert Schweitzer en su libro El secreto histórico de la vida de Jesús, según el cual la Pasión y la llegada del Reino son inseparables.
El anuncio del Reino traía el dolor de su instauración y por eso Jesús, en el Padre Nuestro, plantó el peligro de caer en la tentación, pensando en los sufrimientos predichos a sus seguidores desde el principio. Todo esto, a su vez, explica el carácter oculto del Reino de Dios, que crece como la levadura en la masa. Jesús entendió su muerte con un significado soteriológico, o sea de salvación: en el contexto del anuncio de la llegada del Reino de Dios, representa la concreción de la salvación del género humano y Él lo quiso así.
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