Siempre me pregunto: ¿qué fue lo que me sostuvo? ¿Qué fuerza me sostuvo para llegar hasta acá?
A diario en las consultas, al escuchar los dolores de las personas y ver cómo salen adelante también les pregunto: ¿Qué te sostuvo?¿Qué fue lo que te permitió llegar hasta acá?
Y entonces siempre un brillo en la mirada contesta: Lo más grande, esa fuerza que no podemos describir. Algunos la llaman Dios, otros el innombrable, a mí me gusta decir: La Gran Alma.
Creo que la vida tiene un gran propósito diferente para cada uno, pero igual en esencia. Vivir, experimentar, reconocer el amor y la unidad subyacente en todo y hasta que esto no suceda en el interior de cada uno de nosotros, no es posible el cambio.
Solamente cuando uno reconoce con humildad lo más grande y puede aceptar lo que es se tiene energía suficiente para superar todas las dificultades. Este es un proceso interior cuya solución no se puede obtener por ningún otro medio. Así, cuando se logra vencer una dificultad también se logra la alegría, la fuerza y el conocimiento.
¡Supera tus limitaciones, esas que se han ido acumulando en ti desde hace miles de generaciones! ¡Corrige tu camino!
Una vez que uno siente el llamado interior, el propósito debe ser reconciliarse con la vida, con lo más grande. En ella está la fuerza y la salvación.
Deja de buscar afuera, todo está dentro.La bendición nos llega cuando nos hacemos responsables de nuestra existencia. Cuando somos capaces de resolver una contradicción correctamente nos elevamos, de lo contrario permanecemos en sueños o quizás en el dolor.
Las experiencias en la vida siempre resultan necesarias para desarrollarnos física, mental y espiritualmente. Para lograr la solución del conflicto podemos decirnos: De ahora en adelante, cualquier cosa que me suceda me ayudará a vivir y vivir al servicio de la vida.
Esto se hace en silencio, en lo profundo de nuestro ser, en soledad, en unión con nuestro yo interno. ¿Por qué? Porque solamente es así como en el alma se produce un profundo viraje capaz de transformarnos.
Les deseo de corazón que en estas Pascuas cada uno de nosotros pueda unirse al ser interior que todos tenemos, La Gran Alma para poder descubrir la bendición de la existencia y el propósito de la vida. Que en estos días nos elevemos a la luz y volvamos renovados.
Colabora
Patricia Couceiro
Consteladora
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