Se trata de Nahuel Villegas. Experimentó con moscas, a las que enfermó con leucemia y encontró una droga que funciona. Ahora traslada ese modelo en ratas.
Un científico mendocino que estudió Genética en la Universidad Nacional de Misiones podría cambiar el curso de la ciencia médica mundial. Se trata de Nahuel Villegas, quien detectó una droga que permitiría erradicar las células leucémicas.
El digital de noticias mendocino Ojosdecafe.com entrevistó al doctor en Ciencias Biológicas, hoy radicado en España. Nahuel comenzó sus estudios en Misiones. Al finalizar su formación de grado, hizo el Doctorado en Neurociencias en la Universidad Nacional de La Plata, y realizó su investigación entre un laboratorio de esta universidad y un laboratorio de Río de Janeiro para poder finalizarla, ya que donde estudiaba el doctorado no contaban con los recursos económicos suficientes.
Luego continuó su formación con un post-doctorado en Escocia, en donde fue contratado por la Universidad de Edimburgo para trabajar sobre un modelo completamente distinto: células madres embrionarias. Tras cuatro años de trabajo para esa universidad, se mudó a España, hace aproximadamente seis años y medio. Ya instalado en España, fue donde tuvo su primer contacto con el tema del cáncer.
La idea de permanecer un tiempo en España fue la de especializarse en algo concreto, junto a su compañera Deisy Guiretti, quien también se desempeña como investigadora, para luego retornar a Argentina e implementar lo aprendido. Para ello, buscaron un modelo nuevo, que fuera económico pero que también tuviera importancia biomédica para luego trasladarse a Argentina.
El modelo que utilizamos para esta investigación son moscas de la especie Drosophila melanogaster. Las características que tiene es que es un modelo muy barato de implementar. Son unos bichitos tan pequeños que en tubo podés tener 50 a 100 moscas, alimentarlas y manipularlas genéticamente, ya que el genoma de esta mosca está muy bien caracterizado, de hecho, mejor que en cualquier otro animal como ratones, ranas, e incluso, se conoce más del genoma de la mosca que del genoma del humano. Por esto es que me resultaba muy atractivo aprender este modelo en el que me involucré, que además es innovador, detalló.
¿En qué consiste el proceso que se realiza con este modelo?
Lo que hicimos fue detectar mutaciones de señales celulares específicas que en los humanos causan cáncer. Las tomamos e introducimos, a través de manipulación genética, en las moscas para que desarrollen tumores.
El paso siguiente fue utilizar este modelo de moscas con tumores para hacer un cribado de drogas, lo que se conoce como screening, que en este caso sería en un animal vivo. Los screening habitualmente se hacen en líneas celulares, lo que se llama in vitro, entonces, podes tomar un tumor, lo disgregas, sacas las células tumorales y las enfrentas a distintos fármacos. Ahí podés seleccionar los fármacos que mejor actúan eliminando las células cancerígenas. Pero al ser un modelo in vitro, no estás evaluando la acción de esa droga como se debería.
¿Y cómo debería evaluarse?
Lo ideal sería poder evaluar el efecto de esas drogas en un mamífero, que es mucho más parecido a un humano que una mosca, pero los costos son imposibles, tanto de personal como de mantenimiento de animales, y también teniendo en cuenta el número de animales que tenés que tratar y el costo de las drogas que tenés que utilizar. Para que se den una idea, tratamos cien mil moscas con estas drogas.
¿Cuáles serían los protocolos o las etapas de esta investigación?
La investigación se puede dividir en varias partes. En primer lugar, que es lo que ha llamado tanto la atención, es el uso de moscas para investigar un problema oncológico. En segundo lugar, el screening, ya que pudimos testear unas 1.500 drogas en cien mil animales. Y, en tercer lugar, los resultados biológicos obtenidos.
¿A qué conclusiones pudieron arribar?
Encontramos una serie de drogas que están revirtiendo estos tumores (de mutaciones humanas) en las moscas. Al darnos cuenta de esto, comenzamos a hacer análisis funcionales y genéticos observando cuáles eran las proteínas que esas drogas estaban afectando, con lo cual tuvimos que identificar los targets de esas drogas dentro de las moscas, para ver cuáles son los mecanismos celulares y moleculares que están involucrados en la progresión de esos cánceres en particular. Esto lo hicimos a través de ingeniería genética, bloqueando la expresión genética de algunos genes que luego darán lugar a ciertas proteínas involucradas en la progresión del cáncer.
¿Cómo se logra pasar de la mosca al cuerpo humano?
El paso siguiente, ahora sí, fue saltar de esos datos que teníamos en las moscas a células humanas. Lo que investigamos fue una leucemia en particular. Una leucemia pediátrica linfoblástica aguda de linfocitos T. El problema de estas mutaciones es que están extendidas en diversos cánceres humanos. Si vos agarrás un tumor y lo secuencias, vas a encontrar que estas mutaciones están presentes en muchos. Ahora, estas mismas proteínas no solamente están involucradas en el cáncer, sino también en un gran espectro de eventos biológicos dentro del cuerpo, por lo que si son bloqueadas con una droga se detiene la progresión de ese cáncer, pero también habrá un montón de efectos colaterales en el sistema de ese paciente, porque estás inhibiendo otros eventos fisiológicos del paciente. Debido a eso, se han descartado esos inhibidores en la fase clínica. Entonces, lo que intentamos hacer fue encontrar algo que inhiba la intersección de las dos proteínas. Estas dos proteínas sabemos que activan a terceras proteínas, en una especie de cascada, entonces debíamos encontrar ese punto en común sin alterar la normal expresión de las otras.
Siguiendo con el estudio, pudimos observar que las drogas que encontramos para tratar estas leucemias en particular funcionaban bastante bien en las moscas por lo que las probamos para ver si podían tener el mismo efecto en las leucemias. Luego de probarlas, pudimos comprobar que algunas de ellas, dos o tres, muy eficientemente eliminan este tipo particular de leucemias que se llaman ‘T-ALL’, entonces, el paso siguiente fue ver el efecto que estas drogas tenían sobre las células normales, que son los linfocitos T. La idea es encontrar un tratamiento, una terapia, una droga que liquide las células malignas, pero que a su vez no se cargue todo el organismo, que se respete la viabilidad de las otras células.
¿Cómo evita la ciencia que esto suceda?
Lo que se hace es tomar muestras de sangre de pacientes normales. Aislamos los linfocitos T de la sangre y probamos nuestras drogas. Pudimos observar que algunas de las drogas que teníamos son tóxicas para las células normales, por lo que no se pueden utilizar en la clínica, pero encontramos una droga en particular que era muy eficiente eliminando las células leucémicas y no afectaba para nada las otras células sanguíneas que testamos.
Finalmente, lo que hicimos fue volver a la mosca para hacer más ensayos funcionales en todo el organismo, y vimos que esta doble mutación genera un estado inflamatorio en la célula, esto significa que las células del sistema inmunológico van a venir hacia el tumor y lo que hacen es fomentar el crecimiento de este, a través de la secreción de otras proteínas. Entonces, pudimos ver el mecanismo molecular por el cual ese cáncer específico progresa. Ahora, el hecho de que hayamos identificado, mecanísticamente, que la inflamación es lo que está potenciando el desarrollo de ese cáncer, ya te lleva a pensar que el uso de algunos antiinflamatorios podría, eventualmente, dar algún paliativo para estas enfermedades.
Aclaramos que cáncer no es una enfermedad, sino muchas enfermedades distintas, y que cada una de ellas está determinada por una combinación específica de mutaciones, por lo que no todos los tipos de cáncer se pueden tratar con la misma droga o la misma combinación de drogas. Hay que encontrar una droga o combinación de drogas específicas para cada tipo de tumor, lo que se conoce hoy en día como medicina personalizada. Esta investigación está dirigida a eso, a encontrar un tratamiento para un tipo específico de cáncer, lo que significa que esta droga puede funcionar en este caso, pero tal vez, pueda no tener efecto alguno en otro tipo de cáncer.
Y ahora, ¿cuál es el paso a seguir en esta investigación?
Probar en modelos murinos, en ratones en este caso. Así que lo que estamos haciendo es colaborar con otros laboratorios expertos.
Estamos probando las drogas y creando las condiciones oncogénicas en esos ratones (las mismas que creamos en las moscas) y estamos tratando a esos ratones con antiinflamatorios y otras drogas parecidas.
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