Las cámaras de seguridad lo señalan como uno de los hombres que secuestró y mató a Eriberto De La Cruz Villalba (59) en diciembre último. Habría regresado a Posadas días después. Creen que se trató de un ajuste de cuentas.En el centro de la investigación, Misiones. Y no sólo por el origen de Eriberto De La Cruz Villalba (59), la víctima.?Los dos acusados que tiene la Justicia de Chubut también son misioneros.?
Uno fue apresado en diciembre último en?Comodoro Rivadavia y el otro, después de una intensa investigación, finalmente ayer por la mañana en pleno barrio Prosol I de?Posadas.
El complejo habitacional de Itaembé Miní fue guarida pero también trampa final para el sospechoso de 31 años apresado tras un trabajo en conjunto de la Dirección de Investigaciones de la Policía provincial y sus pares de la fuerza chubutense, que lo buscaban en la capital provincial desde hace un mes.
Según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, cerca de las 9 de ayer la comitiva bifuerza arribó a la manzana C, donde el acusado fue encontrado y esposado. En la escena se secuestraron prendas de vestir y teléfonos celulares, elementos que podrían ser determinantes para establecer su participación en el homicidio.
Las cámaras, la clave
Sin que lo supiera, la cacería que pesaba sobre sus espaldas se inició varias semanas atrás, cuando los detectives lograron identificarlo en las filmaciones de cámaras de seguridad que constan en el expediente.
Esos registros son de enfrente de la vivienda que De La Cruz Villalba alquilaba sobre la calle Los Perales casi Huergo, en la zona Oeste de Comodoro Rivadavia. Alrededor de las 10 del martes 12 de diciembre de 2017, se observa cómo dos hombres estacionan un Toyota Corolla frente al inmueble mientras Villalba abre las rejas para salir a bordo de su Renault Kangoo.
Enseguida el dúo recién llegado intercepta a la víctima, le coloca una franela en la boca y un cable en el cuello para obligarlo a subir a su propio utilitario. Los investigadores creen que entonces fue estrangulado con ese cable.
La secuencia continúa, nuevamente, gracias a otra cámara de seguridad, que captó el momento en el que la Kangoo circula por la ruta nacional 3 hacia el sur de Comodoro e ingresa en una calle de tierra que desemboca en el descampado donde el miércoles 20 de diciembre fue encontrado el cadáver.
Los registros fílmicos confirman que los homicidas estuvieron unos 5 minutos en el descampado y se retiraron por un camino vecinal de ripio. Unas dos horas después, regresaron al domicilio de Villalba a bordo de la Kangoo. Uno condujo el utilitario y, el otro, el Corolla. Los dos vehículos desaparecieron.
Oculto en Misiones
Las filmaciones fueron determinantes para dar con los ahora detenidos. El primero en caer fue, vaya casualidad, otro misionero, de 41 años. Ese sospechoso fue detenido en el barrio Standard Norte alrededor de las 6.30 del sábado 30 de diciembre del año pasado. En el allanamiento, además de las prendas que el acusado vestía al momento del crimen, los policías encontraron el Corolla.
Sobre el otro implicado en el homicidio, los policías patagónicos tenían más dudas que certezas. Las cámaras habían captado su rostro pero no podían dar con él. Fue entonces que el entrecruzamiento de datos con sus pares misioneros permitió resolver el misterio. Las autoridades provinciales lograron identificarlo y ubicarlo en Itaembé Miní.
Una minuciosa investigación permitió determinar que ese acusado desapareció de Comodoro Rivadavia, pasó por Buenos?Aires y días después del hecho ya estaba refugiado en el barrio Prosol I. Jamás lo supo, pero desde febrero comenzó a ser seguido sigilosamente por efectivos encubiertos, quienes marcaron sus movimientos y la vivienda en la que pasaba sus horas.
Una vez confirmado el dato, miembros de la División Homicidios de la Policía del Chubut arribaron a Misiones. Fue el viernes por la noche. Y sin perder el tiempo, junto a los detectives misioneros, cerca de las 9 de ayer irrumpieron en Prosol I, donde finalmente atraparon al sospechoso cuando circulaba por las calles del barrio a bordo de una motocicleta prestada por su padre.
El ahora detenido quedó a disposición del Juzgado de Instrucción 7 de Posadas, a cargo del magistrado Carlos Giménez, aunque vía exhorto de su par chubutense Mariano Nicosia. Por eso, en las próximas horas será trasladado de regreso a Comodoro Rivadavia para responder por el crimen de Villalba.
Los investigadores consideran esclarecido el hecho y apuntan a un ajuste de cuentas ligado a negocios con automóviles, aunque aquello es apenas una hipótesis. Lo único cierto por estas horas es que la respuesta a los interrogantes estaba en Posadas, a más de 2.700 kilómetros de donde se pergeñó el crimen que conmovió a la Patagonia.
Vinculado a una investigación por autos robados
El nombre de Eriberto De La Cruz Villalba (59) se hizo conocido para los investigadores de la Policía de Misiones a comienzos de 2004, cuando fue detenido después de una persecución a bordo de un automóvil robado.
En aquel momento Villalba fue arrestado tras protagonizar una persecución al mando de una camioneta 4×4 robada unos pocos minutos antes en pleno centro posadeño. Tras momentos de extrema tensión, finalmente fue apresado por las autoridades en Garupá.
A cargo de aquella investigación, el juez Horacio Enrique Gallardo resolvió que Villalba pagara una fianza de 10 mil pesos para recuperar la libertad, algo que finalmente sucedió. Llamativamente en casa del acusado, quien años antes trabajó en la Aduana, se encontraron autopartes y otros elementos de interés para esa investigación.
Al momento del crimen, el misionero vivía desde hacía unos ocho años en Comodoro Rivadavia, donde se desempeñaba como contratista y realizaba trabajos de construcción para una conocida firma nacional de viviendas prefabricadas.
Fue uno de sus empleados quien denunció su desaparición. La búsqueda llegó a los medios nacionales e incluso a Misiones, donde PRIMERA?EDICIÓN se hizo eco de la misma. El peor final se conoció el miércoles 20 de diciembre de 2017, cuando fue hallado por un hombre en un basural de la Villa Industrial de Comodoro Rivadavia.
…
El cuerpo estaba calcinado -se cree que los autores lo prendieron fuego para borrar huellas- y tenía restos de un cable o alambre alrededor del cuello. Apareció en el baúl de un auto abandonado. Desde entonces se inició una investigación que ahora, aseguran, ya está esclarecida.
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