Los grupos Al Anon / Alateen forman una comunidad que vincula a los familiares y amigos de alcohólicos en Posadas. Cuando una persona bebe en exceso, el familiar piensa que puede hacer algo con respecto a la enfermedad. La esposa empieza a justificarlo y a sentir que es culpa de ella o de la situación que quizá estén atravesando. Los hijos toman la misma actitud culpable. Ni hablar de que el entorno familiar culpa a la mujer porque el esposo sale a tomar y ella no hace nada para impedirlo. El decidido testimonio de Valeria, quien padeció durante muchos años la enfermedad de su esposo y, más tarde, también su recuperación, es parte del trabajo que lleva adelante Al -Anon para vincular y contener a los familiares de personas alcohólicas en Posadas.
Desde hace un año, Valeria y un grupo de personas generan esa ayuda que necesita quien está en esa situación pero que no tiene idea de a quién recurrir. El alcoholismo es una enfermedad familiar y por eso es absolutamente imprescindible estar con ellos. Por cada enfermo alcohólico que se recupera, hay un porcentaje de cuatro familiares que necesitan apoyo. Estamos para ellos, explicó la mujer en diálogo telefónico con PRIMERA EDICIÓN, a quien contó los pormenores de su testimonio.
Hace 37 años que está funcionando en Posadas La Casita (calle Estado de Israel 4848), donde los enfermos por el alcoholismo se recuperan, pero el familiar quedaba sin contención, que es algo fundamental porque el alcoholismo es una enfermedad familiar, insistió Valeria.
Desde hace un año, nosotros armamos un grupo ahí mismo para contener a los amigos y familiares de unas 50 personas que están en recuperación, explicó.
Su duro testimonio
Mi esposo llegó a Alcohólicos Anónimos hace 17 años y empezó su recuperación, pero yo como familiar me quedé en el aire. Me llenó el vacío de mi propia automarginación. Me había quedado con resentimientos que no podía resolver sola. Seguía aislada. Él antes no estaba en casa porque tomaba y después tampoco estaba porque se recuperaba. No me podía dar cuenta de que yo vivía a través de él, contó Valeria.
Y prosiguió: El familiar empieza a vivir en función del enfermo y de hecho se empieza a automarginar. Si yo me tenía que ir a algún lugar, evitaba hacerlo. Me empecé a aislar, porque la mayoría de la gente no entiende la enfermedad y lo primero que se le pregunta al cónyuge es ¿por qué no lo dejás? Pero esa no es la solución, porque uno se da cuenta de que la persona está enferma, el problema es que no se sabe qué hacer para ayudar. Ésa es la tarea de Al-Anon, explicó.
No tenía objetivos claros hasta que conocí al grupo de Al-Anon en Encarnación (Paraguay), al que asistí cuatro años y encontré un grupo maravilloso que me comprendió. Allí usamos el servicio de padrinazgo: una persona te asiste de manera personal y, gracias al programa de los 12 pasos, que son los mismos 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, pero adaptados para las familias, es que las podemos ayudar, especificó.
Eso mismo lo adaptamos para el grupo de familiares de Posadas y desde hace un año nos juntamos los sábados a las 17, animó para que participen todos los que estén pasando por una situación similar.
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