El ritmo de vida; la falta de sensibilización sobre algunos temas claves en la sociedad; el personalismo de muchos que creen no necesitar de otros; pueden ser algunos motivos por los cuales no se consiguen voluntarios para involucrarse en las organizaciones sin fines de lucro.
Lucha contra el cáncer, comedores comunitarios, hogares de niños judicializados, atención a las familias de internados en los hospitales, pueden ser algunos simples ejemplos de ONG que necesitan más personas capaces de donar un poco de su tiempo, de sus conocimientos, de sus trabajos para fines nobles y solidarios que fortalecen corazones.
En las escuelas primarias y secundarias debería alentarse la participación en ONG sin fines de lucro, donde los alumnos aportarían una vez a la semana, quincenalmente o una vez al mes un poco de solidaridad para fortificar el altruismo con que conviven unos pocos misioneros.
Es más, ¿cuántas escuelas o bibliotecas en la tierra colorada esperan voluntarios para una mano de pintura, el arreglo de los circuitos eléctricos, una mejora en pisos o paredes o simplemente una limpieza a fondo?
En Misiones existen ONG que demandan ayuda económica pero también de tiempo de todas las personas que se sientan motivadas a ayudar.
Voluntades y Dar a Luz trabajan en los hospitales posadeños con familiares e internados adultos y pediátricos. Creación apoya a pacientes menores de edad con tratamiento oncológico.
LALCEC, ALUCEL y Lazos concientizan y financian campañas y controles médicos contra el cáncer.
Tupa Rendá atiende a niños sin hogar, los hace estudiar y contiene diariamente.
“La comida no se tira” recorre locales, fiestas y eventos para que nadie tire comida y la destinan a los que necesitan.
Hay muchos, muchos más. Solo hay que tener intención de sumar. Algo que a muchos misioneros les cuesta.
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