Por ahora se trabaja en dos proyectos que beneficiarán a los pobladores de sendos parajes sobre la ruta 221, en San Vicente. Estarían terminados en pocos días. Los habitantes de dos parajes rurales de San Vicente se verán beneficiados muy pronto con la provisión de agua apta para consumo humano, a través de sendos proyectos de Vertientes Protegidas.
Impulsados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la delegación de Agricultura Familiar en San Vicente, ambos proyectos fueron elaborados en 2017, se están ejecutando este año y ya están próximos a su finalización.
Este sistema de recuperación de cauces naturales de agua es más económico que los pozos perforados y no corren riesgos de quedar secos, según explicó el ingeniero del INTA Mauricio Adrián Alves Do Porto, a cargo de la iniciativa que beneficiará a las 20 familias residentes en el Paraje Lucero y las 15 que viven en el paraje Cañafístola, ambos sobre la ruta provincial 221.
Los costos de una vertiente protegida son relativamente bajos, entre 10 mil y 30 mil pesos, en función del lugar, de la distancia, si necesita bombeo y la cantidad de familias que van a consumir de ahí, puntualizó, mientras que un pozo perforado no te garantiza tener agua para siempre: uno no ve la cantidad de agua que tiene la veta que da el pozo, pero sí sabe la capacidad de una vertiente. Hay muchos pozos que se secaron y las vertientes, no.
La problemática del agua en esta zona viene de hace muchos años y (toda la población) toma agua de las vertientes en su estado natural. Una vez que se ponga en funcionamiento, van a consumir agua segura, apta para el consumo humano, aseguró Alves Do Porto.
Es que -explicó- todas las aguas que están en el medio ambiente y al aire libre tiene algún tipo de contaminación: restos de materiales que de una u otra manera van a parar allí. Eso quiere decir que no son aguas seguras para el consumo humano. Con el sistema de vertientes protegidas solucionamos ese tipo de contaminación, que puede ser por hojas podridas o aguas turbias, como dicen los productores. Eso lo solucionamos al cubrir la vertiente y es de donde se saca el agua con una bomba para distribuirla a los colonos, detalló.
Aunque aclaró que contaminación de agroquímicos u otros elementos todavía no encontramos en los proyectos que estamos haciendo, apuntó que también trabajan con los productores en la protección del espacio donde está la vertiente. Lo que indica la ley es que se debe preservar un radio de 50 metros a cada lado del ojo de agua, remarcó.
Los proyectos que estamos haciendo son comunitarios, pero si hay un colono que quiere hacer una vertiente protegida en forma particular y necesita asesoramiento, desde la institución, también lo hacemos, finalizó.
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