La conducta de los seres humanos está teñida de emociones. Son ellas las que orientan nuestro accionar y nuestras decisiones. Dentro de ellas hay una muy particular: los celos.
Los celos aparecen ante el temor de perder algo o a alguien que se considera como propio. Si bien se asocian a las relaciones de pareja, los celos están presentes en todas las personas, a cualquier edad y ante cualquier circunstancia. Estas emociones se caracterizan por cierta dinámica en la cual hay alguien celoso, alguien celado y un tercero que se presenta como amenaza y que puede ser real o imaginario.
Ya sea que a mi hermano le compraron algo más lindo que a mí, que mi amiga que viene desde lejos visita a una del grupo de amigos y no a otra o un niño que ve a sus padres abrazarse y quiere separarlos porque su mamá es suya, son ejemplos de diversas situaciones cotidianas en las cuales aparece la respuesta emocional de los celos.
Sin embargo, es en las relaciones de pareja donde los celos son más evidentes, más frecuentes y más
¿normales? Los celos en la pareja, si bien son cotidianos y demuestran el interés de uno por el otro, son normales en tanto sean esporádicos y de breve duración. No son saludables cuando son frecuentes e intensos ya que pueden tornarse peligrosos y llegar en algunas situaciones a relaciones violentas.
Las personas que no pueden controlar sus celos suelen presentar conductas de amenaza y control a través del cual pretenden vigilar constantemente la vida de su ser amado, así también las prohibiciones suelen ser algo común en este tipo de relaciones que se tornan un tanto enfermizas y en las que la confianza, la seguridad en el otro y en sí mismo, parecen no ser suficientes.
Por
Laura Mingo
MP 656
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