Sin ejercer violencia, mediante el conocido “cuento del tío”, venía robado en las calles de Oberá. Sus víctimas ( de 83 y 54 años) dieron pistas a la Policía que logró detenerlo a punto de concretar otro atraco.
Investigadores de la Unidad Regional II avanzaron ayer en su intento por desbaratar una banda que se dedica a timar a personas con la modalidad del cuento del tío. A poco más de un mes de las denuncias que registraron dos víctimas, efectivos de la comisaría Primera de Oberá detuvieron en presunta flagrancia ayer a un hombre de 72 años que se preparaba para dar un nuevo golpe en el centro de esta ciudad.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el sospechoso reunía idénticas características a las aportadas por dos hombres, de 54 y 83 años, que fueron birlados de distintas sumas de dinero que acaban de retirar de sus cuentas bancarias y préstamos tomados.
Según lo denunciado por la víctima de 83 años, durante la mañana del viernes 23 de febrero, este sujeto lo abordó cuando salía de un conocido café y le relató, con llamativa preocupación, que acababa de hallar un monedero con dinero y qué no sabía qué hacer con él, salvo que lo ayudara y decidiera aceptar repartir la mitad.
La charla se prolongó mientras caminaban hacia la plaza San Martín. Allí irrumpió una mujer de cabello rubio que portaba una cartera grande y pedía colaboración porque acababa de perder su monedero con muchos billetes.
Rápidamente el hombre de 72 años manifestó que no había hallado nada. La víctima hizo lo mismo, pero cometió el error de mostrarle que lo único que llevaba encima eran 9.900 pesos de un crédito que había solicitado media hora antes.
La mujer revisó la billetera y se la devolvió con una rápida maniobra que no le permitió darse cuenta que ya no poseía dinero y que de manera veloz también lo dejó en el paseo público solo ya que tanto la presunta damnificada, como su cómplice, desaparecieron.
Segundos después el anciano se percató del fraude al abrir y notar que sólo tenía papeles de diario doblados entre sus pertenencias.
Una semana después, el 2 de marzo, se radicó la segunda denuncia. Nuevamente un hombre cayó en el ardid del sujeto de buenos modales y boina, sin detalle alguno que denote rasgos de sospecha. La diferencia esta vez fue que la víctima, veinte años menor a la anterior, fue abordada al salir de una casa crediticia con 19.700 pesos y que primero apareció en escena la rubia señora que desesperada le preguntó si encontró una billetera.
El hombre dijo que no había hallado nada y siguió su camino, pero intervino el cómplice de boina e inició un cruce de acusaciones que derivaron en que el denunciante le mostrara que lo que llevaba encima no eran dólares sino pesos. A esta maniobra se le habría sumado un tercer ladrón que influyó en la confusa discusión. Pero la mujer volvió a demostrar histrionismo y habilidad suficiente para escabullirse con el dinero. Sus compañeros de fechorías hicieron lo propio, y todos desaparecieron.
Con los datos aportados uno de ellos fue atrapado ayer en la misma plaza San Martín y a punto de cometer otro cuidadoso atraco. Se trató del afable hombre mayor que merodeaba a su nuevo objetivo.
Discussion about this post